"Puigdemont, eres un cagueta miserable con el cerebro chamuscado"

Alfonso Ussía pone en su sitio a Puigcagón con un mordaz artículo en La Razón sobre las medidas de seguridad del presidente catalán huido de la justicia

"Puigdemont, eres un cagueta miserable con el cerebro chamuscado"
"Puigdemont, eres un cagueta miserable con el cerebro chamuscado"

Alfonso Ussía ha empleado este miércoles el artículo de Salvador Sostres en ABC hablando sobre las medidas de seguridad de Puigcagón para arremeter con merecida dureza contra el golpista fugitivo y cobarde en su habitual columna de La Razón. (La paranoia de Puigdemont: ¡Chaleco antibalas y un 'probador de comidas' para evitar envenenamientos!).

Me he divertido mucho leyendo a Salvador Sostres en ABC. Muchos amigos catalanes me tenían informado del desajuste temperamental del forajido en lujosa fuga, pero el detalle del chaleco antibalas endulzado por el probador de alimentos para evitar su envenenamiento, me ha ayudado a soltar la primera carcajada del año 2019”, ha desvelado el columnista, que ha atizado a Puigdemont por sus delirios, que ya anunciaba en su libro hace unos meses confesando su miedo a sufrir un atentado. (Puigdemont dice en su libro propagandístico que tiene miedo de que España le mate).

¿Quién va a querer atentar contra el mindundi Puigdemont?

Lo que se pregunta Alfonso Ussía es quién iba a querer atentar contra semejante personaje, al que califica de miserable por dar a probar sus alimentos a un empleado antes de ingerirlos él. ¿Y si resulta que tenía razón? ¿Vale más su vida que la de sus súbditos? Está claro que sí, ha demostrado que para él su vida y su libertad tienen más valor que la de cualquier otro. Egoísta, egocéntrico y cobarde como él solo. 

Adelgace y abandone tranquilo Puigdemont su hogar zumbado, que nadie invertirá ni medio perdigón en causarle daño. Y acepte los pasteles de los tontos sin previa degustación del Mozo de Escuadra de servicio. Porque ese gesto no es sólo propio de un cagueta con el cerebro chamuscado. Es de un miserable”, le dispara Ussía, no sin antes hacer mención a su chaleco antibalas para evitar que le disparen. (¡¡Chorizo!! El dineral que gastó 'Puigcagón' en seguridad).

“El grosor corporal de Puigdemont no es consecuencia del exceso de grasa, sino de un chaleco antibalas que se acopla al torso cuando abandona ‘Maniac Mansion’ para protagonizar cualquier tontería. Le falta el casco. Un francotirador no dispara jamás contra el cuerpo. Apunta a la cabeza, y no falla. Y el chaleco antibalas no protege del todo a su portador. Más abajo del ombligo, no hay tu tía”, le recuerda Ussía, que no tiene en cuenta que el mocho que tiene en la cabeza tal vez sea suficiente protección contra las balas como para no necesitar casco. Con casco y chaleco se parecería demasiado a los antidisturbios.

Dar a probar los alimentos a un empleado no es catalanista

Apunta Ussía, con sorna, que a Puigcagón le falta protegerse también las partes nobles: “Los americanos han sumado a sus equipos de protección bélica un complemento fundamental. Se trata de una coquilla liviana pero resistente, en la que rebotan todas las balas disparadas contra los huevillos. En el mercado negro se adquieren por 2.000 dólares, más o menos, y si la gestión la lleva a cabo Soros, puede salirle gratis. Así, con casco de superficie resbaladiza, el chaleco antibalas y la coquilla «salvahuevillos», Puigdemont puede abandonar su «Maniac Mansion» con plena tranquilidad”, ironiza el escritor.

Pero quizá la mejor parte del divertido y mordaz artículo de Ussía sea la que dedica a comentar la falta de catalanismo de Puigdemont al dar a probar sus alimentos posiblemente envenenados a un empleado: “Lo de hacer probar a los Mozos de Escuadra los pasteles que los tontos le llevan desde Gerona, se me antoja intolerable. Es un abuso. Primero que pruebe el Mozo, y si hay veneno, que la casque el Mozo. No me parece ni ético ni catalanista”, señala.

Por último, le recuerda Ussía a Puigcagón que nadie quiere asesinarle. Como mucho, reírse un poco de él, de sus paranoias y de la farsa que ha montado con cuatro títeres siguiéndole el juego: “Nadie desea asesinar a semejante petimetre. El mayor y más cruel atentado que puede sufrir Puigdemont es que lo dejen vivir en Waterloo con todas las comodidades a las que un cobarde puede aspirar y aguardar a que los separatistas catalanes se enteren de una vez de lo que realmente representa el pájaro. Una farsa enloquecida”, concluye el artículo. (El Tribunal de Cuentas saca a la luz los favores a Cataluña con el FLA).