Los líderes independentistas se lanzan puñaladas, mientras ERC y JxCat buscan un acuerdo de Gobierno de última hora.
La titularidad de la Generalitat de Cataluña parece estar más inestable que nunca, después de que Pere Aragonès haya fracasado este viernes en su primer intento para ser investido como nuevo President catalán.
Un fallo que deberá ser subsanado el próximo martes 30, día estipulado por la presidenta de la Cámara, Laura Borras, como el segundo día del pleno de constitución, a pesar de que la Ley de Presidencia estipule que la segunda vuelta deba celebrarse dos días después de la primera, siendo el domingo 28 la fecha señalada.
Unos 'días de más' que podrían ser la clave para el pacto que esperan alcanzar ERC y JxCat de cara al Gobierno de la Generalitat, necesitándose ambas fuerzas para conseguir el control de la Cámara, y evitar así unos nuevos comicios.
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Precisamente, esa baza es la que intenta utilizar Carles Puigdemont quien, desde Waterloo, sigue manejando a su partido a través de Laura Borràs, obligando a los republicanos a aceptar premisas 'impresicindibles' para el fugado, como el control de los fondos europeos de reconstrucción o un papel protagonista del Consell per la República en la acción del Govern.
Puñaladas entre los líderes de ERC y JxCat
Los intentos de Carles Puigdemont de controlar quién será el nuevo president de la Generalitat parece no convencer dentro de Lledoners, donde los presos independentistas se inclinan a favorecer la estrategia de ERC desde Madrid, contando con que Gabriel Rufián y la rama catalanista de Podemos consigan aprobar cuanto antes los indultos.
Así pues, los republicanos se muestran escépticos a que el control del movimiento secesionista se realice desde Waterloo, destacando Sergi Sol, ex jefe de comunicación de ERC en TV3, que "es más importante poner un ladrillo en Cataluña que una catedral en México".
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Una contrapunto que Puigdemont ha valorado en sus redes sociales,donde ha criticado que el verdadero objetivo de sus supuestos socios de Gobierno sea verle en prisión.
"Desde ciertos sectores del independentismo, lamentan que no estemos encarcelados y banalizan" ha asegurado el fugado de Waterloo, que continúa a la espera de la decisión final de los organismos europeos sobre su extradición a España.