El enamoramiento aumenta la producción de hormonas como testosterona, estrógenos, feniletilamina o dopamina, que altera nuestro estado de ánimo y nos provoca pensamientos recurrentes y obsesivos sobre la persona amada, además de causarnos violentos altibajos emocionales y hacernos perder las inhibiciones y el sentido del ridículo. Estos sentimientos guardan muchos paralelismos con los que se tienen en las adicciones a algunas droga.
El psiquiatra norteamericano Hagop Akiskal, de la Universidad de California. dice además que los niveles de serotonina en una persona enamorada son similares a los que tienen los aquejados de trastornos obsesivos-compulsivos o de depresiones.
Se considera que si el enamoramiento dura más de seis meses puede llegar a ser patológico y derivar en desórdenes mentales.