Son pequeños olvidos que carecen de toda importancia una vez que se localiza el objeto en cuestión. De hecho, según un artículo científico publicado en el periódico ‘Wall Street Journal’ los pequeños fallos de memoria son habituales en todas las personas, independientemente de su edad, y en la mayoría de los casos están causados por los genes.
Tras encuestar a 500 alemanes, los investigadores vieron que el 75% de ellos tenían una variación del llamado gen receptor de dopamina D2 (DED2), la cual facilita que estas personas sean más propensas a tener pequeños olvidos.
Según el psicólogo y neurocientífico Sebastián Markett «los falta de memoria es bastante común. Cerca de la mitad de las variaciones en cuanto al olvido puede explicarse por defectos genéticos que probablemente implican una decena de variaciones genéticas"
Pero ahí no acaban las explicaciones a este fenómeno, ya que el profesor de Psicología de la Universidad de Harvard (EE.UU) Daniel L. Schacter asegura que también puede deberse a "una ruptura entre la ‘interfaz’ que une la atención y la memoria".
Y es que cuando codificamos un recuerdo, el hipocampo cerebral recoge la imagen de este en un grupo de neuronas que precisan ser activadas más tardes con un estímulo o palabra clave, pero si no prestamos atención en el proceso puede que luego resulte más complicado encontrar el objeto.
Así, los expertos dan algunos consejos para evitar estos ‘problemillas’ tan frecuentes. El primero es intentar dejar las cosas siempre en el mismo lugar y en un sitio en el que tengan sentido y que sea adecuado para el objeto.
También es recomendable hablar con uno mismo en voz alta para decirse dónde se están guardando las llaves (‘estoy guardando las llaves en la mesa del recibidor’).
Y finalmente si hay que recordar algo a hacer, se aconseja visualizar la tarea asociándola con algo que se espera encontrar cuando se cumpla la misma. Por ejemplo, si hay que ir al médico bastaría con imaginarse la consulta y al doctor que nos debe atender..