“Los investigadores de cánidos salvajes (lobos, coyotes, zorros y otros) han explicado en varias ocasiones que los cachorros lamen la cara y el hocico de su madre cuando ella regresa de una cacería a su guarida, para que ella regurgite por ellos”, cuenta la profesora Alexandra Horowitz en 'Mel Magazine'.
Y es que cabe recordar que antiguamente, cuando los perros vivían en libertad, fueron los cachorros de las manadas los que se acercaron a los jóvenes de las tribus en busca de comida.
En busca de comida
Por estos motivos, son varios los expertos que opinan que, seguramente, cuando tu perro te lame la cara no lo hace porque te quiera, sino porque piensa que tal vez así le caiga algo de comida.
Pero como muchos animales se saludan lamiéndose, también existe la suposición científica de que las mascotas tienen recuerdos instintivos de su madre lamiéndole cuando era cachorro.
Por lo que también podría ser que al chuparnos nos estén saludando.
En cambio, si te lame cuando vuelves del gimnasio, lo más probable es que esté queriendo saborear tu sudor, según explica el American Kennel Club.
Algunos expertos opinan que lamer repetidamente puede indicar que al perrete le falta estimulación (juego, movimiento, acción...).