Lavar el pollo genera riesgos de extender la bacteria ‘Campylobacter’ por manos, superficies, ropa y elementos de cocina a partir de las salpicaduras del agua. La citada bacteria es la forma más común de intoxicación alimentaria en el Reino Unido y afecta cada año a cerca de 280.000 personas. De ellos, más de 200.000 podrían deberse a casos de pollo contaminado con ella.
Los problemas que puede provocar su intoxicación van desde los vómitos y la diarrea al síndrome del intestino irritable. Como regla general, NO LAVAR EL POLLO si viene higiénicamente envasado. Si en alguna ocasión es necesario hacerlo porque tenga impurezas o esté sucio, lo lavamos en un bol lejos del fregadero. Eliminamos con cuidado esa agua por el desagüe limpiando luego muy bien el bol con agua caliente y detergente.
Cocinar la carne a conciencia. La carne de pollo o pavo no debe servirse poco hecha, el interior debe estar bien cocinado. A más de 165º C se eliminan la mayoría de los riesgos alimentarios. Cualquier guiso de pollo supera esas temperaturas en el proceso de ebullición.
Cuidar al máximo la higiene en general en el manipulado de estas carnes lavándonos bien las manos antes y después.
Así, han pedido a los concursos y programas culinarios del Reino Unido que no presenten a los cocineros lavando el pollo, pues es algo que hoy en día hace el 44% de la población a la hora de preparar un producto avícola para su posterior ingesta.