En el siglo VIII, se puso de moda en Japón el Ohaguro, una costumbre que consistía en ennegrecerse los dientes con un colorante a base de óxido ferroso, té y vino de arroz.
El Ohaguro se empezó a practicar porque el maquillaje tradicional en Japón era extremadamente pálido (para disimular las emociones), y se consideró que los dientes blancos no quedaban bonitos.
Por ello, buscando el contraste, se empezaron a tintar lo dientes cuanto más negros mejor.
El Ohaguro pasó de moda
El Ohaguro, como todas las modas, cayó en desuso dos siglos después.
Entonces, las mujeres que tenían los dientes negros se avergonzaban de ello y evitaban que la gente viera su dentadura tapándose la boca con la mano cuando iban a reírse.
El Ohaguro dejó de practicarse, y ya nadie en Japón lleva los dientes tintados de negro, pero el gesto de cubrirse los dientes se ha mantenido como costumbre.