Este fin de semana, el mítico cantante Raphael ofrecía dos conciertos por su 60 aniversario sobre los escenarios, escogiendo el WiZink Center de Madrid para estos eventos, que reunían a 4.300 personas este sábado, y a 3.600 el domingo.
Un evento que ha cumplido, tal y como se asegura desde la Comunidad de Madrid como desde los organismos organizadores, con las medidas de seguridad necesarias para evitar posibles contagios de Covid-19 entre los asistentes.
Sin embargo, mientras estos conciertos suponían una buena noticia para el mundo de la música, que ve la posibilidad de volver a arrancar con los espectáculos, el mundo del deporte recibía estos eventos como una 'broma de mal gusto'.
Y es que, apenas 48 horas después de los multitudinarios conciertos de Raphael, el Real Madrid de baloncesto recibirá al Alba Berlín en el mismo escenario... pero sin un solo aficionado en las gradas.
Una incoherencia en las restricciones por la pandemia que han enfadado a los profesionales del deporte, que se sienten desprotegidos con estas medidas, siendo los grandes perjudicados de las restricciones en los grandes espacios.
Los profesionales se resignan ante las medidas del Covid-19
"En casa es importante sentirse seguro.Ahora que no hay público te falta un poco eso. Desearíamos jugar con nuestro público y nos gustaría tener ese ambiente en el campo, y la sensación de que es nuestro sexto hombre" ha lamentado el entrenador del Real Madrid, Pablo Laso.
Y es que la situación del deporte en España, que tiene limitados todos los encuentros a realizarse a puerta cerrada, no se repite internacionalmente, donde sí se permite a los aficionados acceder al campo, manteniendo las normas de seguridad.
"Nos sorprende cuando vamos fuera a jugar y hay público" confiesa el entrenador. Unas palabras que subraya el base del equipo, Nicolás Laprovittola: "Es muy importante ganar en casa. Hemos ido a algún sitio con público, pero nosotros no hemos tenido todavía esa suerte".