Por qué el peor Real Madrid tiene todas las de ganar en el clásico

El Real Madrid se encontrará en el Camp Nou con un rival sumido en una auténtica guerra civil en su vestuario

Por qué el peor Real Madrid tiene todas las de ganar en el clásico
Por qué el peor Real Madrid tiene todas las de ganar en el clásico

El clásico no podía llegar en peor momento para el Real Madrid. Crisis de resultados y de juego. Dos derrotas seguidas en casa ante el recién ascendido Cádiz en LaLiga y frente al modesto Shakhtar Donetsk, que se presentó en la capital de España con ocho bajas. Aún así, el Real Madrid lo tiene todo a favor para ganar el clásico del sábado en el Camp Nou.

El Barça está aún peor que el Real Madrid

Aunque el equipo blanco transmita todas las dudas del mundo, aunque Zidane esté en el disparadero y aunque no se atisbe más revulsivo que el retorno de Sergio Ramos para poner orden en un equipo descontrolado y sin norte, la realidad es que el Barça está peor.

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El 5-1 al Ferencvaros fue un espejismo. El momento del Barça lo marca el empate en casa ante el Sevilla y la derrota en Getafe. Ese será el Barça que se encontrará el Real Madrid en un Camp Nou vacío que esta vez no transmitirá hostilidad. Eso favorece a los blancos, pero todavía más el ambiente de guerra civil que se vive en el vestuario del Barça. Los jugadores están enfrentados a Bartomeu y su directiva y también entre ellos. 

Ambiente de guerra civil

Los capitanes (Messi, Piqué, Busquets y Jordi Alba) lideraron la rebelión contra Bartomeu rechazando la propuesta del club de recortarse en un 30% los salarios, una medida que no deja de ser un aplazamiento encubierto para cobrar más adelante todo lo que dejen de percibir en el presente.

Pero Bartomeu ha optado por la táctica  del divide y vencerás y se ha dedicado a negociar individualmente con los jugadores. Y ya ha conseguido doblegar la voluntad de Ter Stegen, De Jong y Lenglet, que pasan de las consignas de Messi y sus lugartenientes y han decidido ir por libre al margen del colectivo.

Piqué traiciona a Messi

Pero lo que más ha dolido en la plantilla ha sido la deserción de Gerard Piqué, que ha optado por dejar el grupo para mirar por sí mismo y asegurarse un contrato hasta los 37 años a cambio de prestar provisionalmente al club el 30% de su salario hasta que la crisis de la pandemia remita.

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Antoine Griezmann estuvo a punto de picar, pero a última hora se echó atrás y ha dejado plantado a Bartomeu, el presidente que hipotecó el club para vestirle de blaugrana convirtiéndole en el futbolista mejor pagado de la plantilla tras Messi (21 millones netos al año).

La cuestión es que el Barça es ahora mismo un polvorín, con un bando liderado por Messi, Busquets, Jordi Alba, Coutinho y Griezmann y otro en el que se alinean Piqué, Ter Stegen, Lenglet y De Jong, a la espera de que en el segundo grupo se vayan integrando nuevos jugadores.

El Barça lo tiene todo para estrellarse

Las relaciones entre ellos son tirantes. Especialmente decepcionado está Leo Messi, que tiene declarada una guerra sin cuartel a Bartomeu y que no descansará hasta verle salir en globo del Camp Nou. Messi está especialmente decepcionado con Piqué, que hasta ahora giraba en su órbita, ya que con  Ter Stegen, Lenglet y De Jong nunca ha tenido una relación especialmente fluida. Son simplemente compañeros de profesión.

Ante este panorama lo de menos es si Koeman da con la tecla, si acierta con el sistema o elige la mejor alineación. El Barça saldrá el sábado ante el Real Madrid condenado al fracaso. Cuando no existe armonía en un vestuario es difícil que los jugadores rindan como bloque. Y el Barça lo tiene todo para estrellarse. Y no porque se trate del Real Madrid. El Barça está llamado a naufragar contra cualquiera porque sus jugadores no saldrán a jugar con la intensidad que requiere un partido de esta naturaleza.

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Ante un rival así, a Zidane le bastará con plantear un partido ordenado para salvar su cabeza y evitar que con él se repita la historia de Julen Lopetegui, que salió decapitado del Camp Nou después de perder allí por 5-1.