El agua de las piscinas siempre lleva cloro porque se trata de un agente desinfectante cuya misión es la de mantener limpio el líquido.
El cloro (C12) es un gas, por lo que en las piscinas se pone hipoclorito de sodio, que se disuelve en el agua y reacciona incrementando el valor del pH del agua de la piscina.
Es importante controlar el valor del mismo entre 7 y 7,8 puntos para mantener su salubridad.
Destruye las bacterias
El cloro destruye la pared de las bacterias provocando la muerte de estos microorganismos para que no puedan actuar en el agua ni sobre las personas que se bañan.
El cloro hace posible la higiene de las piscinas.