Enric Prats, doctor en Pedagogía por la Universidad de Barcelona, ha concedido una entrevista al medio digital 'Nació Digital' donde ha tratado y reflexionado sobre el papel de los profesores en el arte de enseñar, entre otras cosas. ("A un catalán no puede pasarle nada peor que dejar de ser español").
Prats publicó el pasado mes de febrero el libro 'La escuela importa, notas para repensar la educación', en el cual repasa con un tono un tanto provocativo, cuál es el papel de las escuelas, los desafíos de la nueva educación y los papeles de los docentes en este nuevo paradigma.
¿Tiene todo el mundo acceso a la Universidad?
No, pero no sé si todo el mundo debería tenerlo. Me explico. Por razones económicas seguro que no todo el mundo que quisiera podría acceder: los costes colaterales (libros, material, transporte) y el hecho de no trabajar a veces complica la etapa universitaria.
¿Cuesta establecer un vínculo entre formación universitaria y mundo laboral?
Mucho, porque el tejido productivo no se cree demasiado a la educación. Hay mucha desconfianza en torno a las universidades porque no creen que sea útil lo que realmente se aprende. Considero que es por la poca vinculación entre universidad y mundo real. (¡¡El abogado de Puigdemont alucina y le pone fecha a la República Catalana!!).
Hablemos de metodologías en las aulas. ¿Han de existir varias metodologías en función de la formación de cada uno?
Planteémoslo diferente: imaginemos un modelo único para todos. ¿A que sería escalofriante? Hay contextos muy diferentes, algunos necesitarán unos procesos metodológicos concretos que no tendrán nada que ver con los otros, pero ambos serán buenos. El peligro sería caer en el mismo modelo totalitario.
En uno de los capítulos de su libro habla de matices lingüísticos sobre educación; menciona instruir, aleccionar, adoctrinar, etc. ¿Cree que es cierto que la escuela catalana adoctrina?
¿En qué sentido?
Tiene que adoctrinar en democracia. Me refiero a valores democráticos, tolerancia, respeto, igualdad, justicia... Todo esto si por doctrina entendemos una verdad que compartimos. Si compartimos valores democráticos, la escuela ha de adoctrinar, no puede quedarse al margen, no puede ser neutral ante un hecho violento, por ejemplo. La escuela no puede ser fría, tiene que demostrar su vitalidad, y la mejor manera es interviniendo. Por lo tanto: ¿Adoctrina? Sí, y más que lo tendría que hacer, sobre todo, en términos democráticos y no en planteamientos totalitarios y de absurda neutralidad que no llevan a ningún sitio.
¿Qué entiende por debate partidista?
Es el juego de querer mantener a las escuelas lejos, Pero es que la escuela no puede ser imparcial, sino que tiene que tomar posición en los asuntos clave. Por ejemplo, durante el 1-O era obvio que tenía que poner de manifiesto lo que realmente estaba sucediendo.
¿La escuela no ha de ser partidista pero tiene que ser política?
Sin ninguna duda porque la educación es política. Es política porque estás formando a gente que vivirá en una sociedad democrática. Por lo tanto, la escuela ha de proporcionar herramientas conceptuales, metodológicas y reflexivas suficientes para tener gente válida y competente en la sociedad. Por eso la escuela tiene que hacer más doctrina democrática y convertirla en un valor positivo.
¿El catalán es una herramienta política?
Totalmente, y se ha politizado el uso de la lengua. En otros países que hablan varias lenguas, el idioma va asociado a la identidad, como en Francia, y ya sabemos el rechazo que eso genera. Cuando introducimos una lengua con la cual identificamos nuestra identidad, es muy fácil caer en un guerra de cuál de las dos es más oficial. Para mí, el concepto de lengua oficial es erróneo, porque no es un concepto pedagógico. En educación lo que prima es el aprendizaje. (¡¡El Govern catalán revisará la actuación de los Mossos que retiraron lazos amarillos en las escuelas!!).