Gerard Piqué no pasa por su mejor momento en el Barça. Desde que acabó la temporada ha ido encadenando desgracias tanto en su vida personal como profesional hasta llegar al punto de que toda su vida ha dado un giro radical.
El veterano defensa central azulgrana ha pasado de ser titular en el Barça de Xavi Hernández a estar considerado el quinto central del FC Barcelona por detrás de Ronald Araújo, Andreas Christensen, Jules Koundé y Eric García.
Ha ido perdiendo protagonismo y en esta pretemporada ha quedado muy claro que no contará con muchos minutos esta campaña por lo que no se descarta que se marche antes del 1 de septiembre. Él quiere seguir pero tendrá que valorar la situación actual.
A eso hay que añadir lo que ha ocurrido en su vida personal. Hace unos meses puso fin a su relación sentimental con la cantante Shakira por una supuesta infidelidad cometida por el futbolista del FC Barcelona, que ahora se encuentra soltero.
La grave crisis en el Barça
En el Joan Gamper, Piqué ha provocado una nueva crisis interna que Xavi Hernández tiene que resolver cuanto antes. El entrenador azulgrana está muy enfadado por lo que vio durante la disputa del encuentro ante Pumas disputado en el Camp Nou.
El mayor deseo de los miles de culés que asistieron al Spotify Camp Nou era poder celebrar el primer gol de Robert Lewandowski como barcelonista, y el polaco no les hizo esperar. En el minuto tres, recogió un pase entre líneas de Pedri para superar al portero y, casi sin ángulo, enviar el balón al fondo de la red.
Se fundió en un abrazo con todos sus compañeros, pero durante la celebración, las cámaras enfocaron también al banquillo. Gerard Piqué, en primera fila junto a Jordi Alba, no hizo ningún gesto ni sonrisa, ni se inmutó, como si el gol fuera del equipo contrario.
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Gerard Piqué mostró desgana y a Xavi Hernández no le gustó nada ver como uno de sus futbolistas no festeja los goles de sus compañeros y no se alegra por una victoria que, aunque fuera en un amistoso, es un triunfo importante para la moral de los jugadores.
El defensa central español cada vez está más distanciado del equipo y de sus compañeros y Xavi Hernández quiere un vestuario unido. Su papel residual en la pretemporada puede ser la razón pero deberá cambiar de actitud si quiere evitar problemas con el club azulgrana.