El día que la rescataron ya no podía más, apenas podía moverse, solo quedaban piel y huesos... Jenny pesaba 9 kilos. Estaba caquectica... no hubiera podido resistir ni un día más. Sus ojos estaban destrozados y su cara era de desesperación. Jenny, estaba en una situación muy crítica.
Han pasado dos meses y parece otra, solo quiere cariño. Es juguetona y se lleva muy bien con los otros perros. También le gustan los niños y sabe jugar con ellos al baloncesto.
Le encanta comer, seguramente porque ha pasado mucha hambre. Jenny ha descubierto lo bien que se duerme en un sofá y en cuanto puede le falta tiempo para subir y dormir como una bendita. Su vida ha cambiado y ahora es feliz.