2 de agosto de 2016. Mariano Rajoy no tenía mayoría suficiente para gobernar y se reunía con todos los líderes de las demás formaciones en busca de un acuerdo que permitiera su investidura.
Y Pedro Sánchez se burlaba del entonces líder del PP por su incapacidad para llegar a acuerdos con sus rivales políticos.
Incluso escribía un tuit en el que le recordaba: "Si nadie quiere pactar con el señor Rajoy, el problema es del señor Rajoy. Que asuma su responsabilidad constitucional y se ponga a negociar".
Las palabras también las carga el diablo. Y en este caso, tres años después, podríamos decir que "si nadie quiere pactar con el señor Sánchez, el problema es del señor Sánchez".
Sin embargo, el líder socialista parece querer escurrir el bulto poniendo en marcha el ventilador para compartir con todos la responsabilidad de que los españoles tengan que acudir a las urnas por cuarta vez en cuatro años para elegir a su presidente del gobierno.
Ahora es Sánchez el que tiene un problema
Era el resultado de las elecciones del 20 de diciembre de 2015. El PP de Rajoy obtuvo 123 diputados, una cantidad insuficiente para acudir a la investidura. Y en agosto, Sánchez se burlaba de la situación metiendo prisa a Rajoy para acabar con la situación de precariedad que vivía el gobierno español.
La historia se repite, pero con los papeles cambiados. Ahora es Sánchez el que tiene un problema... y no lo ha sabido resolver.