Pedro Sánchez ha vuelto a mostrar su verdadera cara. El ambiente todavía no se ha recuperado del incidente de la espada de Simón Bolívar en la toma de posesión de Gustavo Petro, pero el gabinete del mandatario colombiano ha cometido un error de protocolo garrafal. Sánchez ha aprovechado ese error para reírse y no ha dudado en no corregirlo públicamente.
Al principio de la comparecencia de Sánchez y Petro, una voz de mujer presentó correctamente al exguerrillero de las FARC como el presidente de Colombia. Sin embargo, cuando llegó el turno de Sánchez, este fue calificado como el "presidente del Gobierno de la República de España". El líder socialista no pudo sino reírse para sí mismo, dejando entrever una sonrisa en su cara.
Esta posible satisfacción con el error cometido por los agentes de protocolo de Colombia no solo ha provocado reacciones en Pedro Sánchez. La falta de información acerca de la forma de gobierno de España ha levantado murmullos y sonrisas por igual ante esta incómoda situación en territorio internacional. Conscientes de su error, quizá hecho a propósito como venganza contra Felipe VI, los encargados del acto han corregido y presentado correctamente a Pedro Sánchez.
Gustavo Petro ha acertado en su objetivo de abolir la monarquía española a ojos de la comunidad internacional. Ha tenido que recular y comentar en varias ocasiones que Pedro Sánchez es el "presidente del Gobierno del reino de España", intentando olvidar aquel desliz que ha provocado las carcajadas de la delegación diplomática española con Sánchez a la cabeza.
La realidad es que la figura de España apenas impone respeto al resto de países desde que Sánchez es presidente del Gobierno. Además de los líos con Argelia y estos errores de la presidencia de Colombia, nuestro país tuvo que aguantar una humillación histórica hace no mucho tiempo. Sánchez se reunió con el rey marroquí Mohammed VI en Rabat.
Durante esta comparecencia pública, la bandera de España estuvo colocada al revés todo el acto. Ningún miembro del protocolo de Moncloa, ni siquiera el propio Sánchez, dieron la voz de alarma sobre este fallo, que supone un ataque claro a la integridad de España como país. La parte más preocupante de estos errores no son los fallos en sí, que también: es la actitud de Pedro Sánchez y su delegación.
En todos los casos, han podido remediarlo a tiempo o corregirlo delante del público, para hacer ver el error en el que estaban y que no volviera a suceder jamás. Sin embargo, han preferido no hacerlo. Las imágenes de la bandera boca abajo en Rabat o que Sánchez sea el "presidente de la República de España" son fallos que el líder socialista usa en su provecho para destruir el prestigio internacional de nuestro país.
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Estos errores son claves para medir el pensamiento de otros países respecto de España: parece que no es el más apropiado. Los políticos y mandatarios extranjeros llevan años riéndose de nuestro país, y parece que Sánchez no pone remedio a esta bochornosa situación en su mandato, sino que la fomenta y se une a ella para desestabilizar aún más a España.