A pesar de que las versiones originales han asegurado que no se adelantarán las elecciones y se agotará la legislatura, hay que reconocer que el Gobierno de Pedro Sánchez mantiene una estrategia con dos vertientes.
El objetivo es mantenerse el máximo de tiempo posible en el poder, y ese plan puede beneficiarse de la división del voto del centro derecha entre tres partidos: PP, Ciudadanos y Vox.
Entonces, si el liderazgo del PP continúa, la elecciones se atrasarán el máximo posible: hasta 2020.
Por el contrario, si ese liderazgo popular se diluye y se diversifica, el PSOE trabajará en un adelanto de las elecciones generales para hacerlas coincidir con las autonómicas del mes de mayo del año que viene.
El último CIS
El último CIS elaborado por Tezanos no es un sondeo real, pero sí que puede ayudar a tener una referencia aproximada de la intención de voto de los españoles.
Es más bien una declaración de intenciones que deja entrever el plan de los socialistas, que pasa por que PP y Ciudadanos se acerquen lo más empatados posibles a las citas electorales.
En este contexto, hace falta destacar que la Ley electoral española castiga el fraccionamiento y la división de voto, hecho que el PSOE está padeciendo.
El Ejecutivo español tiene un evidente fraccionamiento de sus potenciales electores entre su partido: Podemos, ERC, Mareas, Compromís, etc. Para combatir este fenómeno, la artimaña que intentará llevar a cabo Pedro Sánchez será trasladarlo al centro derecha.