Pedro Sánchez está feliz porque el escándalo viral de 'La isla de las tentaciones' protagonizado por Estefanía ha conllevado cierto alivio mediático para el Gobierno, que ha entrado cómodo mientras Mediaset desvía el tiro.
Sucedió algo parecido con José María Aznar. El presidente en 2003, azuzado por Irak y el Yak 42, vio con alegría que la ciudadanía estaba más pendiente del 'Hotel Glam' (programa que versaba sobre quién le había hecho una felación a Dinio García).
Ahora Estefanía ha sido elevada a los altares tras humillar a su pareja, un pobre chico al que ha ninguneado ante las cámaras de televisión. Y ella tendrá premio: encabezará el cartel de 'Supervivientes'.
La tele bronca
La televisión más estridente siempre conlleva cierta paz social. Decían las malas lenguas que Zapatero, azotado por la crisis, vio con alegría que Telecinco se volcaba con la detención de Isabel Pantoja por la corrupción en Marbella.
Mediaset lleva décadas defendiéndose sobre el asunto: Vasile dice que ellos se dedican a informar y a acompañar, no a opinar ni a jugar bazas políticas quizás más propias de su rival directo, el grupo Atresmedia.