La pandemmia del coronavirus, que ha afectado a la población de todo el mundo, ha traído consigo una brutal crisis económica, que ha supuesto un verdadero desafío para todos los gobiernos estatales de Europa, así como para las principales entidades supranacionales, como es el caso de la Unión Europea, que activaba unos inesperados fondos de recuperación económica para evitar el hundimiento económico de los países miembros.
Una crisis económica que ha afectado especialmente a España, donde las restricciones impuestas frente al Covid-19 han supuesto el cierre definitivo de muchos comercios y locales por toda la geografía española, mientras el PIB nacional, muy dependiente del turismo extranjero, se ha desplomado en los últimos dos años.
Situación de gran complejidad económica que ha llevado a gran parte de los países europeos a establecer una estrategia de bajada generalizada de impuestos, que ayude a las economías domésticas más modestas, y que alivie un poco la asfixia económica de los ciudadanos.
Así pues, este viernes, el gobierno de Holanda, Mark Rutte, se ha sumado a otros países europeos en esta bajada de impuestos, poniendo en marcha una nueva política fiscal que reducirá los impuestos aplicados sobre las rentas de ahorro y las ganancias de capital, afectando directamente a la inflación del país.
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Estrategia que también han seguido en Alemania, que devolverá cerca de 30.000 milloes de euros a los contribuyentes gracias a rebajas tributarias de aquí a 2026; Italia reducira el impuesto sobre la Renta y eliminará, al menos temporalmente, los 'microimpuestos'.
Rebajas fiscales y tributarias que también estarán reflejadas en la política económica de Reino Unido, Grecia, Francia y Portugal... pero no en España, donde Pedro Sánchez ha apostado por un nuevo aumento de impuestos para frenar la crisis económica.
El único de Europa que sube impuestos
Así pues, mientras los gobiernos de gran parte de Europa apuestan por reducir al máximo la presión fiscal sobre sus ciudadanos en estos complicados momentos de pandemia y crisis económica, el PSOE de Pedro Sánchez y sus socios podemitas del Gobierno han apostado por seguir ahogando a la ciudadanía española hasta máximos casi imposibles.
Un ahogo que ya se producía en 2021, cuando Pedro Sánchez sacaba adelante once aumentos de la presión tributaria a empresas y familias, mientras la inflación, el precio de la electricidad o del diésel ascendían de forma imparable a máximos históricos.
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Ahora, en 2022, y pese a que estos factores económicos siguen al alza, y la tendencia europea insiste en bajar impuestos, el Gobierno socialcomunista ya ha programado ua nueva subida fiscal en España, con la que las arcas socialcomunistas esperan adquirir cerca de 3.300 millones de euros.
Presión tributaria en aumento, al igual que el IPC o la electricidad, que demuestran que Pedro Sánchez no sólo está dispuesto a ir en contra de las recomendaciones europeas, sino que no está interesado en la realidad económica de los hogares españoles, sino sólo en la 'salud' de las arcas públicas que financian su Gobierno.