Hemos escuchado de ellos en las noticias más osadas, en las películas de acción, entre otras situaciones y más ahora con la nueva tendencia de llegar, con una nueva reforma, a una fiscalidad más relevante de Europa, pero ¿Qué son realmente los paraísos fiscales? Son zonas geográficas, generalmente definido como Estado, donde los regímenes tributarios son muy bajos o nulos. Es decir, es aquel país donde se paguen mucho menos impuestos por las actividades económicas en comparación a los demás países a nivel mundial. Los mismos existen, ya que proveen un régimen tributario especial para los no residentes, esto causa que un mayor número de personas quieran establecer en dichos lugares su domicilio fiscal, a veces sin siquiera hacer vida en dicho Estado.
Al carecer de controles y registros, son el área perfecta para almacenar fortunas personales o sembrar malas prácticas empresariales, para luego generar mucho más dinero. Estas malas prácticas empresariales tienen repercusiones a nivel social y en la economía, la evasión fiscal de las grandes empresas y de los que amasan una gran fortuna personal, genera grandes efectos negativos sobre el presupuesto del país. Dando pie al estancamiento económico de las pequeñas empresas y de las personas físicas. Además de repercutir en sectores como salud, educación e infraestructura, genera un deterioro parecido al efecto de erosión del agua sobre las rocas, el cual no destruye la roca con un solo impacto sino la debilita con sus constantes, pero pequeños golpes. Este tipo de países realizan estas prácticas con el fin de atraer dinero extranjero y fortalecer su economía, esto hace que muchas grandes empresas busquen invertir o establecerse en dicho país para ahorrarse a gran escala, los impuestos que en otro país pagarían en su totalidad. Como ya lo nombramos anteriormente, la otra cara de la moneda de los paraísos fiscales es la vaguedad de transparencia entre el ente fiscal del país y la empresa o persona que invierte su dinero, a falta de controles más chances hay de realizar actos delictivos financieros en la mayoría de los casos. El ejemplo más común de un paraíso fiscal tenemos el más nombrado por las películas de Hollywood, videojuegos y el favorito de muchos inversionistas, las Islas Caimán. Estás islas, aunque fueron retiradas el año pasado junto con el estado de Omán de la lista de paraísos fiscales, la cual es realizada por la Unión Europea. Fue uno de los paraísos fiscales más utilizados por muchos años en el Caribe, pese con esto lograr una estabilidad económica muy fuerte, nada puede quitarle la mancha de estar en la lista negra. En un comunicado la UE estableció que, por haber aprobado las reformas de transparencia para mejorar su política fiscal, se le retira de esta polémica lista. Otros países como Panamá, Trinidad y Tobago, Barbados, Suiza, entre otros, son sólo la punta del iceberg entre la cantidad de paraísos fiscales existentes.
Por otro lado, tenemos Estados que tienen bajos impuestos, pero no llegan a ser fichados como paraísos fiscales, como por ejemplo, el principado de Andorra. Ubicado entre España y Francia, cumple con una flexible presión fiscal y bajos impuestos a nivel de sociedad, el impuesto a la renta sobre personas físicas y el Impuesto al valor agregado, es uno de los más bajos del mundo. El cual, comparado con sus países vecinos tiene un porcentaje mucho más bajo, siendo el de España y Francia un 20% (aproximadamente) contra sólo un 4,5% del impuesto aplicado en Andorra. Además, este impuesto puede variar de aplicarse un libre IVA, es decir, un 0% en actividades en los sectores de salud y educativo, como también el oro destinado a inversión o en alquileres de viviendas. Su pago dependerá del consumidor final y la liquidación del mismo se hará según la cifra anual, del año pasado, ganada por la empresa. Al hacerse de forma periódica garantiza un respiro para la empresa y asegura al Estado no caer en la lista negra de los paraísos fiscales, protegiendo su nombre y con ello los de las empresas que hacen vida dentro del mismo.