En Central Park (Nueva York) no está permitido llevar a los perros sueltos.
Por este motivo, un hombre le pide a la dueña de un can que lo ate.
El hombre graba la escena y la mujer se pone muy nerviosa y le pide que pare de grabarle.
La mujer, fuera de sí, se acerca a él y el hombre le pide que no se le acerque.
En ese instante, la mujer le dice que va a llamar a la policía. Y el hombre le dice: “llama a la policía”.
"Hay un hombre afroamericano amenazando mi vida”
“Les voy a decir que hay un hombre afroamericano amenazando mi vida”, le dice la mujer justo antes de llamar.
“Por favor, diles lo que quieras”, le contesta el hombre educadamente.
“Hay un hombre afroamericano que me está grabando y me está amenazando a mí y a mi perro”, dice la mujer por teléfono mientras el hombre permanece callado y a distancia grabando la patética escena.
La mujer recalca una y otra vez que el hombre es afroamericano.
Finalmente, el hombre le agradece haber hablado delante de él para que quede probado que no ha existido ningún ataque ni amenaza, sino un acto de racismo por parte de ella cuando él únicamente le pide que ate al animal.