Kiko Hernández está muy asustado y muy preocupado por sus hijas, Abril y Jimena. Ambas tendrán que volver, como todos los niños, al colegio en los próximos días. Y lo harán sin tener la plena seguridad de que no van a haber contagios. De hecho, lo harán con la certeza de que es muy probable que empiecen a sucederse los rebrotes. El colaborador de Sálvame no puede más con el virus.
Todo el mundo está pasándolo mal con la situación que estamos viviendo. La pandemia está haciendo mucho daño. Pero hay personas que lo llevan peor que otras. Es el caso de Kiko Hernández, una persona hipocondriaca por naturaleza. Si durante los últimos meses ha estado en un sinvivir por sus seres queridos, con la vuelta al cole de sus niñas más todavía.
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Y más después de escuchar lo que ha dicho Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, al respecto: "A lo largo del curso es probable que todos los niños de alguna u otra manera lo tengan. La gente ya se está contagiando y los niños se están contagiando, todo el mundo se está contagiando y no hemos empezado el colegio", apuntó.
Estas palabras no han hecho más que aumentar el nerviosismo y la preocupación de Kiko Hernández, que según nos comentan fuentes de Mediaset es de lo más escrupuloso a la hora de seguir todas las recomendaciones para evitar contagios. El problema llega ahora que no podrá hacer nada para vigilar que sus hijas también sigan las líneas marcadas.
He dicho que no se puede tener miedo a las aulas porque los contagios se pueden dar “en cualquier sitio”.
— Isabel Díaz Ayuso (@IdiazAyuso) September 2, 2020
Y cito parques o reuniones familiares, pero no colegios, a los que me he referido como “sitios muy seguros”.
Ningún lugar ofrece más garantías.https://t.co/5x993LacIm
La pesadilla de Kiko durante el confinamiento
Hernández ya desveló a su vuelta a los platós tras el confinamiento lo mal que lo pasó durante esas primeras semanas de convivencia con el coronavirus en España: "He pasado una época muy chunga, con mucho miedo. Le decía a Mila: 'Sois unos valientes'", explicaba el colaborador. "Lo he pasado muy mal. Los guantes me han salvado la vida. Me ponía tanto gel que me acababan sangrando las manos", afirmó.
"Iba a comprar lo menos posible. A veces me iba y volvía sin nada. No era capaz de salir del coche. Notaba hormigas en la cara. He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada", afirmaba entonces Kiko, reconociendo que "tenía miedo por mis hijas".
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El colaborador llegó a plantearse incluso la teoría de la invasión extraterrestre: "La semana pasada, salimos a pasear, mi madre, mis hijas, la niñera y yo. Vamos a pasear a una montaña que hay cerca de mi casa y veo que mi teléfono está apagado. No iba ni para atrás ni para adelante. A la niñera tampoco le iba ni a mi madre tampoco. Fue el día de la tormenta en Madrid y la noticia de los platillos volantes. Ya pensaba que iban a venir las naves y cogí a las niñas y corriendo para casa pensando que había una invasión".
Locuras aparte, todos los padres se quedarán intranquilos cuando dejen a sus hijos en los colegios. Más de uno probablemente ni siquiera los llevará por miedo a un posible contagio. ¿Estará Kiko entre ellos?