Los pasajeros del vuelo de British Airways que une el aeropuerto de Heathrow, situado en Londres, con la capital estadounidense, Washington DC, no sabían lo que les esperaba cuando montaron a bordo del Airbus A380. Todo parecía marchar con relativa normalidad durante el vuelo, cruzando el océano Atlántico con absoluta normalidad, hasta que comenzó a brotar agua del techo del aparato.
El pánico se extendió rápidamente por la aeronave, lo que alertó a la tripulación. Los esfuerzos por tranquilizar a los pasajeros no fueron muy eficaces, quienes veían cómo salía agua del techo y caía directamente al suelo del aparato, atrapados a más de 30.000 pies de altura. La situación era realmente complicada, por lo que los esfuerzos se centraron en contener el derramamiento de este líquido por todo el aparato.
Las investigaciones realizadas por la tripulación del avión llegaron a la conclusión de que se había producido una fuga en una de las válvulas que suministraba agua potable a la aeronave, y que este líquido se había empezado a colar en la estructura interna del avión, causando que cayera desde el techo y rociara a todos los pasajeros en su camino.
Esta impactante imagen logró ser contenida finalmente, y el Airbus A380 de la compañía British Airways aterrizó felizmente en Washington DC sin lamentar daños personales ni materiales, exceptuando los momentos de pánico y desasosiego que vivieron los pasajeros de aquel vuelo de British Airways cuando comenzaron a ver cómo caía agua del techo de la aeronave en la que viajaban a más de 30.000 pies de altura.