Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, está peleando junto con la Fiscalía para que el ciudadano que le llamó "garrapata" y "chepas" sea condenado a una pena de prisión, según OK Diario.
Así se lo han hecho a la justicia en el juicio contra Miguel Ángel Frontera, el hombre que puso el himno de España en la puerta de la casa de Galapagar en la que viven Iglesias e Irene Montero.
El día en que Pablo Iglesias se quitó la careta: “Nosotros no decimos ¡Viva el Rey!"
"Así, el día 7 de junio, sube un vídeo a la red social Twitter que lo titula: ‘Otro día más en casa de la Garrapata de Galapagar’”, ha señalado el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en su querella.
"Antes, el día 5 sube otra publicación a Facebook de la que también se puede comprobar que la presión en la puerta de la vivienda de la querellante se lleva produciendo con anterioridad a esa fecha, con el consiguiente desplazamiento no permitido de su residencia en Brunete, dada la fase de la desescalada en la que se encontraba", han añadido Iglesias y Montero en la querella.
"Todas estas actuaciones que alteran el orden público, con marcado carácter de gamberrismo, intromisión y de lesión a los derechos de la familia de don Pablo Manuel Iglesias Turrión y el resto de sus vecinos, no pueden ser confundidas con el legítimo derecho de reunión, manifestación y expresión consagrados en nuestra Constitución Española", han sentenciado en la denuncia.
Ahora, al vicepresidente segundo del Gobierno y a la ministra de Igualdad no le parecen bien los 'escraches' que ellos mismos pusieron de moda hace unos años y piden penas de prisión para los que los lleven a cabo.
Pablo Iglesias planifica su futuro: Cambio de casa…¿y de pareja?
"No es una protesta pacífica"
Pablo Iglesias no tolera que se le insulte y en el escrito de acusación intentan convencer al juez de que no era una protesta pacífica sino una animadversión personal y de odio para que condenen a Miguel Ángel Frontera.
"Como demuestra el dossier que aportamos lo único que se dice es ‘Vamos a la gran cacerolada en el casoplón del Chepas’. Como demuestra, no es una protesta política sino una animadversión personal y de odio al vicepresidente del Gobierno de España y su familia”, han señalado los denunciantes.
El vicepresidente segundo del Gobierno considera que está siendo víctima de una campaña de acoso y coacción y pretende que la justicia tome medidas contundentes contra aquellas personas que se metan con él.