La edición de 2020 del reality de 'Supervivientes' ha traído consigo multitud de confesiones insospechadas de sus participantes.
En la recta final del programa, se ha conocido la verdad de José Antonio Avilés, así como la dura infancia de Elena Rodríguez, acomplejada por su dislexia.
También llegaba el turno de las "confesiones" de Ana María Aldón, que confesaba su terrible niñez ante las cámaras, dejando en shock a la audiencia y a su propio marido, Ortega Cano, que no sabía muchos de los detalles que la concursante ha contado en el programa.
Y es que Aldón ha descrito a su padre como una "bestia humana" que "torturaba" a su madre, ante la mirada de la superviviente y sus cinco hermanos mayores.
Una infancia de maltrato y dolor
"Mi hermano Fermín y yo, que es un año y medio mayor, nos agarrábamos y nos metíamos bajo la cama" recordaba Aldón ante las cámaras, rota por el recuerdo.
"Al día siguiente me iba al colegio y agachaba la cara de vergüenza porque veía a mi madre la cara morada. Mi madre es un ángel que bajó del cielo, no se lo merecía ni ella ni sus seis hijos" se lamentaba la mujer de Ortega Cano.
Tan fresco está el recuerdo en su mente, que no dudaba ni un minuto en afirmar, ante la audiencia, que muchas veces deseaba "tener un cuchillo en la mano para matarlo".
Ortega Cano, en shock ante las declaraciones
"La verdad es que me quedé un poco en shock, no me lo esperaba" reconocía su marido en Sálvame.
Y es que el marido de la concursante confesaba no conocer los detalles de la terrible infancia de Aldón. "La totalidad de la historia no la conocía" reconoce Ortega Cano "Me habó de que su padre era una persona muy violenta. Yo solo sabía eso". ("¿Cuatro por cuatro?" Y Rocío se hace un lío. "¡Mi padre me va a matar!")
Tras el sorprendente descubrimiento, prometía que, cuando Aldón regrese a casa, tratará de hacerla "lo más feliz posible".