"El efecto apetitoso de la sangre es realmente intrigante y definitivamente vale la pena estudiarlo", asegura Will Turner, director de un experimento realizado con 64 voluntarios cuyo objetivo era averiguar si oler sangre abre el apetito.
El experimento, llevado a cabo por Turner y un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Melbourne (Australia), concluye que las imágenes de alimentos cocinados son más apetitosas después de haber olido el aroma de la sangre (los otros voluntarios sólo habían tomado un vaso de agua previamente).
Concretamente, los platos de carne eran mucho más apetitosos después de haber olido aroma de sangre.
Incluso los platos de vegetales apetecían más a los voluntarios cuando el olor a sangre flotaba en el aire.
"Realmente no esperaba obtener ningún resultado concreto, para ser honesto, teniendo en cuenta que la muestra es simbólica, pero si bien los resultados solo pueden revelar tendencias interesantes, insinúan que algo sucede y que podemos encontrar una mejor evidencia si podemos hacer un estudio más exhaustivo", sentencia Turner.