En un momento clave para España, mientras la segunda ola de la pandemia amenaza, no solo la vida de los ciudadanos, sino también la estabilidad económica y política del país, la Casa Real vuelve a posicionarse como una institución clave.
Así lo ha hecho el Rey Felipe VI quien, esta semana, era tentado desde el Gobierno central, ex militares, y medios de comunicación, para pronunicarse sobre la carta que recibía la Corona la pasada semana, criticando y buscando la complicidad del monarca contra el actual Gobierno.
Asi pues, mientras la carta de los militares, así como el chat filtrado en el que se hablaba de un golpe de estado, intentaban involucrar al Rey en un movimiento contra el Gobierno, desde el Ejecutivo se cargaba contra los miembros retirados de las Fuerzas Armadas, llegando la parte morada del Gobierno a volver a cuestionar a la Monarquía ante estos sucesos.
La Constitución: el arma arrojadiza en este todos contra todos
Palabras que no han hecho mella en la Casa Real ni en el ánimo del Rey Felipe VI, que se ha mantenido en silencio ante estas declaraciones; y es que la Casa Real no ha publicado ningún comunicado oficial, ni ha hecho declaraciones extraoficiales, sobre estos escabrosos asuntos.
Un silencio que, en la celebración del aniversario de la Constitución española, vuelve a recordar el papel clave del monarca dentro de la Carta Magna: ser un "símbolo" de "unidad y permanencia", responsable de "arbitrary moderar el funcionamiento regular de las instituciones", y asumiendo "la más alta representación del Estado".
Una representación que ahora ha querido honrar también el Rey emérito, don Juan Carlos I, presentando, a través de su abogado, una declaración voluntaria para regularizar su situación fiscal ante la Agencia Tributaria.
Según afirma el diario El País, el ex monarca buscaría así la regularización del uso, por parte de algunos miembros de la Casa Real, de tarjetas bancarias con fondos opacos del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause.
Pablo Iglesias y su 'cruzada' republicana
Ante la reaparición del Rey emérito, y su presentación voluntaria de la regularización fiscal de sus cuentas, desde la Moncloa se ha optado por un mensaje de apoyo absoluto a Juan Carlos I.
"La regularización fiscal es un derecho de todos los contribuyentes españoles" se ha asegurado internamente desde la residencia presidencial; algo que ha sido entendido públicamente como un 'guiño' de la sección socialista del Gobierno hacia el ex monarca, quedando claro que Sánchez no entrará a cuestionar los actos del Rey emérito.
Una postura que deja a Pablo Iglesias solo ante su 'cruzada' por instaurar una III República en España, tal y como él mismo pronunciaba esta semana, siendo una de sus principales premisas electorales desde su aparición en la esfera política española.
"Se abre paso una agenda de defensa de los servicios públicos, de los derechos laborales y sociales, de lo común [...] Esa agenda es republicana" aseguraba el podemita este sábado, asegurando que la República llegará a España "más pronto que tarde".
Una afirmación que ahora cae en saco roto, ya que la figura de la Casa Real, personalizada en el Rey Felipe VI, ha tomado fuerza en el 42º aniversario de la Constitución, que defiende al monarca como una figura fundamental de la democracia y la libertad en España.