Que el independentismo catalán está en plena decandencia no es sólo un deseo de miles de ciudadanos catalanes constitucionalistas, cansados de la guerra y del odio que desprenden; también es una realidad que algunos de los secesionistas más celebres no han dudado en confesar ante los medios de comunicación.
Y es que la pandemia del coronavirus ha servido a muchos para reflexionar sobre las mentiras pronunciadas por el Govern de Cataluña, y por los principales partidos secesionistas que gobiernan la autonomía, los cuales, en estos dos últimos años de pandemia, han continuado priorizando la lucha independentista a las necesidades de una sociedad en pandemia y actualmente, con una brutal crisis económica derivada del confinamiento.
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Decadencia que provocaba que en el aniversario del 1 de octubre, apenas unos miles de ciudadanos acudieran a las calles catalanas a defender el resultado del procés independentista de 2017 y que, ahora, ha hecho que solo unos cientos de catalanistas hayan salido a las calles a defender la 'inmersión lingüística' en las escuelas públicas de la autonomía.
Así pues, y a pesar del 'ruido mediático' que han hecho estos independentistas sobre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que obliga a los centros a ofrecer un 25% de sus enseñanzas en castellano, la realidad es que solo unos pocos mantienen ese odio infinito hacia todo lo español; y menos aún, los que transfieren ese odio a algo tan necesario en el día a día como el uso del castellano.
Sólo tres institutos desobedecerán
"Mucho ruido, y pocas nueces". Así se podría considerar este nuevo intento de desafío del nacionalismo catalán, ahora centrado en la lengua, contra España.
Y es que, a pesar de que Laura Borras, como presidenta del parlament, exigiera al Govern que impusiera la desobediencia en los centros educativos a la sentencia, y a pesar de que el conseller de Educación de la Generalitat parecía dispuesto a plantar cara a la decisión judicial, la verdad es que las palabras de los líderes independentistas se han quedado en solo eso, palabras.
Así pues, en la vida real, solo tres institutos públicos de Gerona han decidido públicamente desobedecer la sentencia, habiendo acordado conjuntamente mantener su proyecto lingüístico "de forma íntegra" a pesar del fallo del Tribunal Supremo.
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"El catalán es y debe ser la lengua vehicular en los centros de Cataluña porque es lengua propia y porque, de las dos oficiales, es la que se encuentra minorizada" han defendido los claustros de los institutos de Sarrià de Ter, de Celrà y el Salvador Espriu de Salt.
Así lo han expresado este lunes a través de un comunicado conjunto en las redes sociales, demostrando, no sólo su falta de criterio para valorar cuál es la mejor opción de cara a los alumnos, sino que también demuestra que, cada vez más, los que aún defienden el nacionalismo catalán son más radicales, más fascistas, y menos dados al diálogo.