Un equipo de investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) en colaboración con el CIBER de Cáncer (Ciberonc) han descubierto lo que podría ser el método definitivo de la lucha contra la metástasis en el cáncer de mama y, por tanto, un gran paso en el desarrollo del fármaco final contra esta brutal enfermedad.
Y es que los investigadores han identificado el papel que la proteína integrina B3 tiene en la reproducción de la metástasis en el cáncer de mama; sin esta proteína, según el estudio, las células cancerígenas y las normales no son capaces de comunicarse y, por tanto, las tumorales no pueden dañar a las del entono.
"Estamos trabajando en intentar cortar la comunicación celular para evitar que el tumor crezca y dé metástasis" explica el doctor Santiago Ramón y Cajal, jefe de Patología Molecular Traslacional del VHIR "Sabemos que, cuando inhibimos la proteína B3 de las células, éstas no dan metástasis, o lo hacen en un número muy bajito, porque no son capaces de comunicarse con otras células, y por tanto, no generan invasvidad ni metástasis".
Un descubrimiento, difundido este pasado miércoles en 'Nature Communications' que podría convertirse en la "diana terapéutica" para evitar la propagación del cáncer de mama en otros órganos.
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El 90% de las muertes se producen por metástasis
"Cuando hablamos de cáncer, debemos hablar de células que cooperan entre sí, tanto tumorales como no tumorales" explica el doctor a El Periódico.
Dicho de otra manera, el 90% de las muertes que se producen por cáncer de mama no son causadas por el tumor originario, sino por la metástasis que se produce desde el mismo y que afecta a otros órganos, como el pulmón.
Ahora, la investigación del equipo de Ramón y Cajal permite que los investigadores trabajen en el desarrollo de anticuerpos que "neutralicen" la proteína B3, de forma que las células tumorales no puedan comunicarse y así evitar la metástasis.
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"Estos inhibidores serian específicos para el control de la metástasis" explican "Por eso debería administrarse conjuntamente con otros tratamientos dirigidos al tumor originario".
A pesar de que el fármaco, actualmente en fase de desarrollo, podría tardar más de un año en estar preparado para su uso, su desarrollador es optimista, ya que los resultados que está arrojando permiten pensar que "tarde o temprano se conseguirá cronificar el cáncer y controlarlo".