Sanidad ha tenido que acudir al mercado internacional para proveerse de los millones de mascarillas quirúrgicas que ahora se reparten, por ejemplo, en el transporte público.
Entre comprarlas en España (costaban 0,024 euros) y comprarlas en china (se compraron 100 millones de unidas por 0,49 euros la mascarilla) la diferencia supuso 47 millones de euros pagados de más.
A estos 47 millones hay que sumar otros 9 millones pagados de más cuando el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria compró 13 millones de unidades a una empresa de Chipre (costaron 0,70 euros la mascarilla).
El total
Si analizamos el gasto realizado en mascarillas por el Ministerio de Sanidad a través del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), que ha comprado 173.952.000 mascarillas a tres empresas españolas, una china y otra chipriota, se han pagado 56 millones de euros de más en la compra de este material sanitario.
Lo mismo ha sucedido con las batas desechables, los geles desinfectantes, los guantes…
Es el problema que tiene acudir al mercado internacional tarde y con la pandemia destrozando el país.
Unos sobrecostes que se podrían haber evitado si el Gobierno de España hubiera atendido a las recomendaciones que le hizo la OMS en el mes de febrero.