Mucho feminismo, pero la justicia sigue protegiendo a los violadores y Montero no mueve un dedo

La falta de testigos y de secuelas físicas unido a un testimonio difusos hace que los violadores estén 'protegidos' ante los casos de sumisión química

07 de Diciembre de 2021
Mucho feminismo, pero la justicia sigue protegiendo a los violadores y Montero no mueve un dedo
Mucho feminismo, pero la justicia sigue protegiendo a los violadores y Montero no mueve un dedo

La Policía Municipal de Madrid ha alertado, de forma pública, de un aumento de casos de violaciones por sumisión química en la capital de España. Asimismo, según Vozpópuli, los Mossos d'Esquadra han hecho lo propio al ver lo ocurrido semana tras semana en las calles de Barcelona.

Las autoridades policiales han explicado que este tipo de prácticas cada vez son más habituales entre los delincuentes, sobre todo los violadores. ya que con sustancias químicas consiguen inhibir la voluntad de sus víctimas y pueden hacer con ellas todo lo que quieran.

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La más conocida es la escopolamina, que también recibe el nombre de burundanga. De forma sencilla, esta sustancia química actúa sobre la víctima al ser ingerida y en cuestión de pocos minutos se inhibe su voluntad y queda a merced de las personas que estén a su alrededor.

Es una droga que se está utilizando, sobre todo, para cometer violaciones ya que la víctima no recuerda nada de lo sucedido cuando se despierta. En algunos casos también se utiliza para perpetrar robos ya que la víctima no pone oposición y se pueden llevar todas sus pertenencias con facilidad.

En muchas ocasiones, la víctima pierde la consciencia de forma casi inmediata y aunque su cuerpo reaccione, hace todo lo que pide el agresor. Eso facilita que el agresor pueda aprovecharse de esa persona y, posteriormente, tener algo de ventaja si le detiene la policía.

Esa ventaja a la hora de responder ante la justicia viene marcada por la amnesia que sufren las víctimas a la mañana siguiente, cuando se despiertan tras haber consumido drogas como la escopolamina. No se acuerdan de nada y, por lo tanto, no pueden acusar al agresor directamente de haber cometido una violación.

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Los agresores, protegidos

Las violaciones con sustancias químicas protegen a los agresores, según la legislación vigente. Irene Montero, ministra de Igualdad, se llena la boca con estos temas tan delicados haciendo defensa de las mujeres pero, a la hora de la verdad, los agresores están muy bien cubiertos.

Muchos de ellos consiguen evitar la cárcel por la falta de testigos en este tipo de agresiones y por la ausencia de secuelas en la víctima ya que no hay forcejeo de ningún tipo a la hora de llevar a cabo la violación. Además, los testimonios de las víctimas son difusos ya que no se acuerdan de nada de lo ocurrido y no se puede demostrar la violación. Muchos de estos casos se quedan en simple abuso sexual.