Obsesión. Es la manera para definir la actitud totalitarista de los independentistas catalanes ante el uso de la lengua catalana, o la española, en el territorio autonómico.
Así pues, el nacionalismo fascista catalán, con el apoyo del Govern de Cataluña, sigue obligando a los ciudadanos catalanes a usar la lengua catalana por encima del castellano, intentando así acabar con la lengua nacional española en colegios, vías públicas, comercios e incluso, en entornos privados.
Un totalitarismo que desde las instituciones públicas aseguran que está totalmente justificado, señalando las formaciones independentistas que, de no obligarse a conocer la lengua catalana en la autonomía, de no obligar a los ciudadanos a usarla, el catalán podría acabar desapareciendo. Un 'peligro' al que el castellano, según los secesionistas, no se expone.
Sin embargo, las pruebas que aparecen cada vez más frecuentemente en la autonomía catalana no sólo demuestra que se está acabando con el bilingüismo para centrarse únicamente en la supremacía del catalán, sino que esta obsesión lingüística está creando ciudadanos catalanes con menos conocimientos lingúísticos.
Analfabetos en su lengua oficial
Así pues, ha sido un atestado en español, redactado por los Mossos d'Esquadra, el que ahora a sacado a la luz el desconocimiento de los agentes catalanes de la lengua oficial del Estado.
Un informe en el que aparecen un total de 13 faltas de ortografía, provocadas por la confusión entre el castellano y el catalán, de gran calado, como es "berguenza", "gravar" o "recrimunado".
"¿Estamos seguros de que en Cataluña no hay ningún problema con el castellano?" ha ironizado el portavoz del grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Salou, Pere Lluís Huguet, compartiendo el erróneo atestado..
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Una muestra que evidencia, no sólo la falta de conocimiento de castellano que desde hace años sufren los ciudadanos catalanes debidos al totalitarismo del nacionalismo catalán, sino también que la 'inmersión lingüística' que siguen defendiendo los secesionistas, a pesar de las sentencias de los tribunales, sólo tiene como fin hacer ciudadanos más incompetentes, analfabetos y, por tanto, más dependientes y fáciles de manipular.