Messi no tiene pretendientes e intentará chupar del bote del Barça hasta después de su retirada

A Messi no le queda más salida que seguir en el Barça e intenta vestirlo como si las cosas hubieran cambiado. Su objetivo es seguir vinculado al club por los siglos de los siglos, con un salario garantizado

29 de Diciembre de 2020
Messi no tiene pretendientes e intentará chupar del bote del Barça hasta después de su retirada
Messi no tiene pretendientes e intentará chupar del bote del Barça hasta después de su retirada

Leo Messi será libre de negociar su futuro con quien quiera dentro de cuatro días. De hecho, su idea cuando en agosto le salió mal su jugarreta del burofax era aceptar seguir en el club hasta enero para tratar de forzar de nuevo entonces su salida. En el mes de agosto estaba convencido de que sus últimos días en Barcelona serían los actuales del mes de diciembre.

Manchester City y PSG se han echado para atrás

Sin embargo, muchas cosas han cambiado desde entonces. La más importante, su rendimiento. Las imágenes de sus partidos con el Barcelona dan la vuelta al mundo y en ellas se ha podido confirmar que el Messi actual poco o nada tiene que ver con el futbolista que en su monento fue considerado como el mejor de la historia. Ahora, lento, previsible, apático, su juego no sólo no suma al colectivo del Barça, sino que resta. En más de un partido su presencia ha significado para el Barça tener que jugar con 10. Diez que corren y uno que anda ajeno a todo.

El vestuario del Barça se indigna por los privilegios a Leo Messi

La cuestión es que cuando acabe la temporada Messi tendrá 34 años. Y los clubes que se han interesados por él (Manchester City y PSG) se han echado para atrás. El City porque la llegada de Messi le obligaría a despedir a tres o cuatro de sus estrellas actuales para adecuar la masa salarial al sueldo de 100 millones que exige cobrar Messi. Y el PSG porque, tras despedir al entrenador, Thomas Tuchel, ve más cerca la renovación de Mbappé. Y en París prefieren apostar por un francés de 22 años, con mucho recorrido por delante, que por un argentino de 34 años que ya ha iniciado su declive, pero que aún así exige 100 millones al año, casi el triple de lo que cobrará Mbappé si sigue en el club parisino.

La cuestion es que, con burofax o sin burofax, Messi ya no tiene tan claro que pueda salir del Barça en condiciones ventajosas. Y ha optado por dejar abierta la puerta del Camp Nou, no vaya a ser que sea la única que no le cierran.

Por cosas como esta Messi no le dirige la palabra a Ter Stegen 

De entrada en los últimos partidos ha abandonado su habitual apatía sustuyéndola por una actitud que incluso da pie a pensar que incluso le preocupa que su equipo gane. Además, su rendimiento ha mejorado, aunque no le salgan los regates, falle en el pase y no tenga suerte en el disparo.

Messi no tiene más salida que la del Barça

Messi, que ya ha hablado con tres candidatos, los favoritos, aunque él lo niegue, sabe que el que salga como presidente del Barça le querrá tener en su plantilla. Y él ya no puede cerrarse en banda. En Agosto intentó culpar a Bartomeu de todas sus desgracias, pero Bartomeu ya no está. Ese argumento ya no cuela. Y para darle forma a su postura, exige un modelo de futuro del club serio y ambicioso, una plantilla poderosa y un salario lo más aproximado posible a los cien millones al año que estaba cobrando hasta ahora.

Y eso se lo van a dar. Para él, a estas alturas de su carrera, lo más importante es lo del salario, aunque se empeñe en negarlo, porque no favorece a su imagen. Para lo demás puede darse un margen de confianza y luego siempre podrá sentirse decepcionado y engañado, como con Bartomeu.

El Barça dejará de ingresar 300 millones si Messi se va

La cruda realidad es que a día de hoy no tiene más oferta que la del Barça, nadie se atreve a pagarle lo que está ingresando en el Barça y él tiene muy pocas ganas de lanzarse a una aventura en otra liga competitiva, aunque, eso sí, tal y como avanzó en el programa de Évole, cuando las fuerzas ya no le den para seguir engañando al Barça, le da curiosidad -más a Antonella que a él-, probar la experiencia de vida norteramericana para luego regresar a Barcelona y seguir chupando del bote en cualquier función para la que a buen seguro no está capacitado.