TV3 se ha convertido, en los últimos años, no sólo en la televisión de referencia en Cataluña, sino también, y ante todo, en la plataforma de propaganda predilecta del independentismo catalán, que ha encontrado en las cámaras de la televisión pública catalana un fuerte aliado para sus premisas desafiantes contra el Estado español.
Una condición de apoyo al independentismo que ha hecho que los platós de TV3 se hayan convertido en la 'casa' de muchos periodistas públicamente independentistas, como es el caso de Pilar Rahola quien, a pesar de abandonar por completo su objetividad periodística a favor de los radicales secesionistas, mantiene un puesto privilegiado entre los platós de la televisión pública.
Un puesto que no sólo haría que Rahola tenga asegurados sus ingresos... sino que éstos podrían ser muy superiores a los que se cobraría como colaborador; una condición que se intenta ocultar desde Mediapro, negándose la productora de Jaume Roures a revelar el sueldo que percibe la periodista por sus colaboraciones en el programa de TV3 'Preguntes Freqüents'.
Silencio desde Mediapro
Así pues, ante el requerimiento de la diputada del PSC, Beatriz Silva, a través de la mesa del Parlamento, la empresa de Roures se ha limitado a explicar que el salario de la periodista es un asunto "privado" no contemplado en la ley de Transparencia.
"Las retribuciones solicitadas tienen el carácter de información privada y no pública, además de confidencial" asegura la empresa "su revelación, además de ir contra sus intereses económicos y empresariales, ocasionaría prejuicios a la empresa".
Del mismo modo, Mediapro alega que "no entra dentro del ámbito subjetivo de la aplicación de la Ley 19/2014 de transparencia" porque la actividad de la productora de Roures "no se encuentra subvencionada por la CCMA".
"El precio que se estbalece por contrato es la contraprestación por la producción del programa" concluyen desde la empresa, negándose así a explicar el elevado sueldo de la independentista, que sigue lanzando amenazas y desafíos velados contra España utilizando las infraestructuras de la televisión pública catalana financiada por todos los españoles.