Josep Maria Matamala, gran amigo de Carles Puigdemont, siempre ha sido un empresario de referencia dentro del territorio catalán. (La camarilla de Puigdemont).
Pero el éxito a veces es muy relativo, y esta historia muestra una artimaña de Matamala que tal vez sea una mancha imborrable en su expediente empresarial.
Una de las primeras empresas del amigo del golpista fugado catalán dejó a deber al Instituto Catalán de Finanzas (ICF) la friolera cantidad de 600.000 euros, después de suspender pagos en medio de una polémica acción empresarial.
Matamala, como cualquier persona, tiene un pasado, y ahora que Puigdemont lo ha nombrado candidato al Senado por Gerona, ese pasado lo acecha de forma incesante. (El Tribunal de Cuentas pide que se abra una causa contra Puigdemont por desvío millonario para el 1-O).
Matamala y sus artimañas
El gran amigo del golpista número uno de Cataluña estaba al frente de la empresa Linel Industrial, compañía que se dedicaba a la venta de mobiliario de oficina.
En 1992 recibió un crédito del ICF y, cinco meses después, a finales del mismo año, la compañía suspendía pagos.
Lo que es una evidencia descomunal es que no cerró el 'chiringuito' por falta de liquidez, dado el volumen que recibió procedente del órgano público financiero catalán. (Puigdemont intentó engañar a los chinos para que le pagaran la fiesta secesionista).
Actualmente, Matamala no solo ejerce de mejor amigo de Puigdemont y de futuro senador provincial.
'Jami' Matamala es, junto con Jaume Cabaní, administrador de CATGlobal ASBL, la fundación impulsada por el entorno del 'expresident' para respaldar sus actividades en Bélgica.
El esquema belga en el fondo es muy sencillo: Matamala administra los fondos y Cabaní, como jefe de operaciones, se los gasta en cuestiones como el Registro Ciudadano.