- Ajusta el horario: ¿Cuántas horas de descanso necesita tu cuerpo? Teniendo en cuenta esto, ajusta tu horario para disponer del tiempo necesario para dormir.
- Cambia la mentalidad: Debes considerar el dormir como el inicio del próximo día. Este cambio de mentalidad modificará la forma en la que ves el sueño. El dormir se convierte en un elemento activo, estás recargando tus baterías.
- No hagas siesta: Si te duermes por la tarde, es muy probable que te cueste conciliar el sueño por la noche, por lo que tardarás en dormirte y en consecuencia, te costará más madrugar.
- Prepárate para tus actividades de la mañana: Hay ocasiones en las que lo que nos mantiene en la cama no es el cansancio, sino que nos agobian las tareas que tenemos que hacer por la mañana. Prepárate la noche anterior y organiza tus cosas.
- Ten una rutina para antes de dormir: Por ejemplo, apaga las luces, estírate, da un paseo…
- Apaga el móvil y el ordenador: Por lo menos una hora antes de ir a la cama, apaga todos los dispositivos electrónicos: ordenador, móvil, televisión… Haz algo que te relaje, como escuchar música.
- Lee un libro antes de acostarte: Prueba para leer antes de ir a dormir, en la misma cama o fuera de ella. Verás cómo poco a poco el sueño llega más fácilmente; esta práctica es especialmente útil si no tienes aún adquirido el hábito de ir a dormir pronto y quieres practicarlo.