Durante toda la legislatura de Pedro Sánchez, los españoles han tenido que aguantar grandes cantidades de imposiciones tributarias que, según el propio Gobierno, iban destinadas a planes sociales y de ayuda con el objetivo de mejorar las vidas de aquellos ciudadanos de a pie que peor lo están pasando. Esta conciencia de ayudarse los unos a los otros ha crecido especialmente con la llegada de la pandemia de COVID-19 y la complicada crisis económica que golpea sin piedad a muchas familias en nuestro país.
Sin embargo, mientras los ciudadanos son objeto de interminables e inaguantables presiones fiscales, Pedro Sánchez presta especial atención a su cohorte de asesores que está conformada por una lista kilométrica en la que hay escritos cientos de nombres que aportan o han aportado absolutamente nada a la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos o a lograr una mejoría en la marcha del país a nivel internacional.
Son ya conocidos los tejemanejes del presidente del Gobierno a través de los que intenta beneficiar a sus familiares, llegando incluso a colocar 'a dedo' a su esposa Begoña Gómez en una conocida compañía e intentando asegurar su puesto dentro de dicha empresa. Las palabras y los hechos contradictorios que exhibe Pedro Sánchez es otro de los motivos de enfado de la ciudadanía española, que tiene que ver sin poder intervenir cómo los 'amigotes' de Sánchez se lucran y llenan los bosillos a su costa.
Uno de los ejemplos más llamativos de esta disonancia entre lo que predica y lo que hace el presidente del Gobierno es la importancia en cuidar del medioambiente, siendo esta una de las principales razones por las que se alió con Unidas Podemos para formar el Ejecutivo. Sin embargo, este objetivo parece haber caído en el olvido para el presidente, que ha agarrado confianza y gusto a volar en los aviones Falcon, aunque sea para recorrer las mínimas distancias recomendables. Además del gasto monetario, movilizar uno de los aviones más importantes de todo el planeta supone un coste extra: el daño al medioambiente que Sánchez intenta ocultar.
Otro de los ejemplos que incitan a los españoles a pensar que Sánchez está completamente en su contra es la diferencia de los sueldos entre un investigador con contrato indefinido de la institución científica más prestigiosa de nuestro país y una referencia en toda Europa: los investigadores más veteranos del CSIC cobran menos de la mitad de los honorarios que perciben sin miramiento alguno los asesores de un presidente del Gobierno que ha logrado poner en su contra a un país entero.
Ni siquiera en las categorías y departamentos más especializados y avanzados del CSIC se pueden encontrar estos exorbitados sueldos, como ha explicado el medio Vozpopuli, que sin duda están fijados en convenio secreto entre el presidente del Gobierno y su camarilla de acompañantes, que de momento son incapaces de aportar nuevas ideas para la gestión eficaz del país. Con todo el dinero del contribuyente que Sánchez ha mandado a los bolsillos de sus 'amigotes', una de las instituciones de investigación más importantes de toda Europa podría contratar, casi de manera diaria, a casi todas las personas que llevan un perfil de Instagram.