Los cachorros son muy delicados y hay que estar muy pendientes de ellos en todo momento. Es muy recomendable observar su comportamiento y estar alerta ante cualquier posible cambio que pueda darse.
Una mascota, sobre todo cuando está en sus primeros meses de vida, siempre está muy activa y dispuesta a comunicarse. Además, habitualmente reacciona si le llamas con cualquier reclamo.
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Por lo tanto, algunos síntomas que muestran que algo no va bien son el estar aletargado, que no atienda a tus llamadas o que camine despacio con las orejas, la cabeza y el rabo hacia abajo.
Hay otros síntomas como el gimoteo, el temblor frecuente y la postura encorvada que son característicos de un dolor. Si el cachorro hace eso es que le duele alguna parte de su cuerpo.
Si se trata de enfermedades cardiacas, el perro tiende a no caminar, cansarse de forma rápida, estar casi todo el día acostado sin moverse, respirar con dificultad y abrir las patas delanteras.
En el caso de que tenga picazón, el cachorro sacudirá constamente la cabeza, se frotará el hocico, se rascará las orejas, se lamerá las patas o se morderá aquella zona que le esté provocando molestia.
Identificar el problema
En el momento en el que se vean algunos comportamientos como los citados anteriormente hay que revisar su cuerpo detenidamente para ver si hay alguna anomalía que no hayamos visto.
Posteriormente, tanto si se encuentra algo como si no, hay que llevar al perro al veterinario ya que será el profesional el que localice el problema. Además, la acción temprana puede prevenir problemas mayores.