El Gobierno de PSOE y Podemos ha demostrado en más de una ocasión, que están dispuestos a dejar desprotegidos a los agentes de los diversos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, intentando así contentar, no sólo a los nacionalistas vascos y catalanes, sino a la parte más revolucionaria de la sociedad.
Algo que están dispuestos a hacer, tal y como se ha podido comprobar en el borrador de la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana del 2015 establecida por el PP; una reforma pactada por los dos partidos del Gobierno que, sin embargo, no ha podido evitar convertirse en el centro de la polémica.
Y es que son varios puntos de la reforma los que han eenfadado a los más de 200.000 agentes españoles, que han podido comprobar como este borrador plantea cargar, no sólo contra sus funciones públicas, sino también contra su derecho a la intimidad, poniendo en riesgo, no sólo sus vidas, sino también las de sus familiares y amigos.
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Siete son, en concreto, los puntos de este nuevo borrador para la conocida como 'ley Mordaza' que ya han sido criticados desde los sindicatos y fuerzas policiales, siendo muchos de ellos de extrema gravedad para la seguridad personal de los propios agentes.
Identificados, sin capacidad de defensa... y haciendo de taxistas
En primer lugar, el borrador plantea una "no sanción" para las concentraciones o marchas que surjan de manera "espontánea"; destacando el texto que no se considerará una infracción siempre que esta manifestación sea un "ejercicio pacífico [...] que no cause violencia o alteración del orden público". Una medida que, sin embargo, ha puesto en alerta a los agentes, que han lamentado que esta reforma pueda suponer una 'invitación' para que radicales como los CDR se sumen a protestas 'espontáneas' en la calle, sin control alguno de las fuerzas de seguridad, que no tendrán conocimiento de estos actos.
Unas manifestaciones, además, en las que el borrador de reforma contempla que los agentes deban utilizar material antidisturbios menos lesivos de los actuales, como es el caso de las balas de foam, las cuales apenas tienen capacidad disuasoria, según han explicado expertos y sindicatos.
Así mismo, las personas que se nieguen a ser identificadas por los agentes podrán ser retenidas durante dos horas, frente a las actuales seis; un tiempo insuficiente para que los agentes, tras la detención, puedan tomar declaraciones a los testigos.
Tras estas horas, la reforma de la ley mordaza estipula que los agentes actúen como "taxistas" tal y como denuncian los sindicatos policiales, obligando el texto a los agentes a devolver al detenido al lugar donde se produjo su arresto.
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Los cambios en las multas, que podrían ser adaptadas a la capacidad económica individual de cada persona, también supone un duro golpe para la policía, que ha asegurado que este condicionante reducirá "drásticamente" la capacidad disuasoria de estas multas.
Eso sí, serán los agentes los que verdaderamente sean investigados con esta reforma, que contempla la "presunción de culpabilidad" de los uniformados, si los hechos consignados por los agentes no resultan coherentes o razonables.
SIn embargo, la medida que más ha preocupado a los agentes es la eliminación de la prohibición de difundir las imágenes de los policías sin contar con autorización previa. Algo que podría provocar que los funcionarios policiales pudieran ser identificados de paisano por los violentos, siendo un verdadero "riesgo", no sólo para los propios agentes, sino también para sus familias, siendo una completa violación de su derecho a la intimidad.