Otra vez derbi y otra vez polémica. Era de esperar. Cuando se miden Atlético de Madrid y Real Madrid saltan las chispas. Algo se activa en el equipo de la ‘intensidad’ de Simeone. Se activa un plus de rabia antimadridista que les hace soltar burradas.
Una de ellas fue el discurso patético de “nos ha robado el Madrid”. El Atlético de Madrid, públicamente, no dejó solos a sus aficionados con el discursito llorón. Lo hizo en sus redes sociales, con el emoticono de pensar, y con tres imágenes (el penalti a Vinicius, el posible penalti a Morata y el gol anulado a Morata). (La "mejor afición del mundo": ¡¡Bochornosa agresión atlética a un seguidor del Real Madrid!!)
¿Tiene razón el Atlético de Madrid?
El Atlético de Madrid tiene argumentos para estar enfadado. Sí, claro. El equipo rojiblanco fue robado, descaradamente, ante el Real Betis en la pasada jornada. Le tangaron un penalti clarísimo a Morata, pero ayer en el derbi que se dejen de historias y piensen en como se plantea mejor un partido de fútbol.
Roja en el primer minuto
En el primer minuto de juego, el equipo de Simeone ya debió quedarse con 10 jugadores. Una entrada criminal de Arias sobre Reguilón era la carta de presentación de los rojiblancos. Aplaudida por el macarra público del Metropolitano, ese público al que le va la ‘juerga’.
Polémica y acierto
El Real Madrid podría quejarse, claramente, de una falta previa al 1-1. Correa le clava los tacos a Vinicius y eso posibilita que Griezmann reciba un balón y marque el gol del empate. Estrada consultó el VAR y lo dio por válido. Quizá consciente de su error, también revisó el penalti del 1-2 que transformaría Ramos a la postre. Ahí lo dio por válido ya que Giménez derriba a Vinicius fuera del área y, posteriormente, con la rodilla termina de tirarlo dentro. No hubo dudas. Penalti, 1-3 y a otra cosa. El Atlético luego se quejó de un fuera de juego dudoso de Morata que marcó y de un posible penalti de Casemiro sobre Morata, pero unos minutos antes a Vinicius también le derribaron dentro del área y no se pitó nada… ¡Cinismo colchonero!