La han abandonado con el hocico envuelto en cinta aislante. No puede comer ni beber, ni casi respirar.
Está histérica y a los rescatistas les cuesta cogerla. No se fía del hombre. Ha pasado un infierno y seguramente se lo hizo alguien en quien ella confiaba.
Cuando consiguen cogerla y la llevan al veterinario, les es casi imposible calmarla y conseguir que coma. Poco a poco la van convenciendo y consiguen que coma un poco. El miedo y la desconfianza provocan que les cueste mucho trabajo que se deje acariciar. Los animales no son rencorosos y con cariño, vuelven a confiar en su cuidador.
No podían calcular el tiempo que llevaba en esas condiciones, incluso el hocico se le habia deformado por la presión de la cinta aislante.
Además, estaba llena de garrapatas que la hacían sufrir y no podía hacer nada. Estaría bien que al desalmado que ha hecho esto lo pudieran dejar en las mismas condiciones y que las garrapatas que torturaban a la perrita, se las pusieran en sus partes.