La crisis del coronavirus llegaba a España, a principios del mes de marzo, como una ola de contagios y de fallecimientos casi imposible de detener.
Una situación que provocó que el Gobierno de Pedro Sánchez estipulara, durante tres meses, un Estado de Alarma a nivel nacional, que supuso el confinamiento de millones de españoles en sus hogares... y el hundimiento de la economía nacional.
Y es que, además de los miles de empleos que se destruyeron por la pandemia (España cuenta actualmente con cuatro millones de parados), la economía española sufrió una fuerte caída, debido a que los principales indicadores de la riqueza nacional dependen del turismo y la gastronomía, completamente paralizados por la pandemia.
La última del independentismo: un banco catalán en el extranjero para huir del Banco de España
Algo que ha provocado que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) considere a España como uno de los focos más preocupantes de la economía del G-20, volviendo a registrar la economía española una fuerte caída en este último cuatrimestre de 2020, con una caída del 11,6% del PIB. Sólo Argentina cerrará el año con una caida superior a la española.
Y los datos no son mejores para el próximo año, ya que la OCDE ha asegurado que, a pesar de que sí se espera un repunte, éste será únicamente del 5%, siendo un jarro de agua fría para las previsiones del Gobierno, del 7,2%.
Sin embargo, desde el Gobierno de Pedro Sánchez se mantiene el positivismo, centrando actualmente todos los esfuerzos del Ejecutivo en recibir, lo más prontamente posible, las ayudas extraordinarias prometidas desde la Unión Europea a causa de la pandemia, de 140.000 millones en caso de España.
La alegría de Sánchez, la desesperación de los jóvenes
Parte de estas ayudas europeas están contempladas en los Presupuestos Generales del Estado aprobados esta semana en el Congreso de los Diputados, contando además con la aprobación de su borrador por parte de la Comisión Europea.
Sin embargo, la institución internacional ha mandado un claro mensaje al Ejecutivo socialista: España necesita revisar su deuda pública, que arrastra desde hace tiempo y que ahora se ha visto agravada por la pandemia, y que ya es superior a su producto interior bruto (PIB).
En concreto, el Banco de España ha situado la deuda pública en un 114,1% del PIB ; un dato conservador con respecto a las previsiones económicas de Bruselas, que aseguran que el pasivo de la Hacienda española se elevará hasta el 123,9% del PIB en 2022.
Una situación que agrava la incipiente crisis económica que vive el país, y que en los próximos años afectará especialmente a los pequeños comercios y a los jóvenes.
Y es que serán las nuevas generaciones, que ahora ven cómo su inicio en el mundo laboral queda retardado hasta el fin de la pandemia o hasta la aparición de las primeras vacunas, y que tendrán que ser los responsables de sufragar esta deuda, aceptada por Sánchez, y que involucra nuevamente a los bolsillos de todos los españoles.