La política española ha vuelto oficialmente de las vacaciones. La reanudación de las hostilidades entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo es solo una muestra más de que los políticos de nuestro país han regresado a sus quehaceres habituales. Todos tienen marcada la fecha de 2023 en el calendario, cuando se celebrarán unas de las elecciones más esperadas en la historia de España.
La posibilidad de que Sánchez repita al frente del Gobierno se diluye cada vez más rápido conforme pasa el tiempo. El descrédito de los españoles hacia el presidente del Gobierno es real, tal y como lo reflejan las encuestas de los últimos meses. La intención de voto del PSOE, firma bajo la que Sánchez se presentará a la reelección, ha estado cayendo sostenidamente desde antes de verano.
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La otra cara de la moneda es Alberto Núñez Feijóo. El presidente del PP ha llegado para revitalizar al partido, y está haciendo bien su trabajo. El político gallego ha logrado revertir la situación en su formación y está marcando cifras históricas en intención de voto y escaños obtenidos, registrando cifras que no se veían desde el principio del siglo XXI.
Esta subida del Partido Popular y el descalabro del PSOE están acompañados por la caída en desgracia de Unidas Podemos y Ciudadanos. Ambas formaciones, que llegaron al Congreso para cambiar la política española, son presa del bipartidismo. Están quedando reducidos a partidos bisagra: según los sondeos de Sigma Dos en septiembre, el partido fundado por Albert Rivera no obtendría representación con su 1,8 del porcentaje total de votos.
La falta de relevancia de Ciudadanos y Unidas Podemos contrasta con la importancia que tiene VOX a la hora de formar el próximo Gobierno de España. La formación liderada por Santiago Abascal ha crecido como la espuma desde su entrada en el Congreso de los Diputados en 2019: las intenciones de voto actuales estiman que VOX sufriría un pequeño retroceso y perdería dos diputados.
Aun así, este parón en el crecimiento de la formación verde no sería impedimento para que PP y los de Santiago Abascal hicieran coalición y formaran Gobierno. Por sí mismo, Alberto Núñez Feijóo podría intentar formar Gobierno en minoría con sus 137 escaños. Sin embargo, todo parece indicar que los 44 o 46 diputados de VOX serán esenciales para un cambio de Gobierno en nuestro país.
La distancia entre el Partido Popular y el PSOE comienza a ser insalvable para muchos analistas políticos de nuestro país. Según los sondeos actuales, 45 escaños separan a Alberto Feijóo y a Pedro Sánchez, una diferencia que el líder socialista tendrá muy difícil de superar aun con los votos de todos sus socios de Gobierno actuales.
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Los posibles 92 escaños del PSOE mandarían a Sánchez a la oposición, y la posible mayoría absoluta en un pacto PP-VOX sería catastrófica para él. Su carrera política se ha visto muy desgastada durante los años que ha estado al frente del Gobierno, tomando decisiones cuestionables y olvidando que su trabajo es proteger a los españoles, no aprovecharse de ellos.