Las elecciones catalanas del 14 de febrero se saldaron con una participación del 53,56%. Una cifra que está a años luz de la obtenida en 2017, cuando el 79.09% de los votantes acudieron a las urnas.
5.369.002 de personas estaban citadas para elegir al Govern pero solo 2.867.401 se presentaron en los correspondientes colegios electorales. En 2017, la cifra se situó en 4.392.891 de votos.
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Estas abstenciones han beneficiado en gran medida al separatismo tras comprobar los lugares en los que hay un mayor porcentaje de participación, según ha explicado Dolça Catalunya.
En municipios afines al independentismo como Vic o Gerona la abstención se ha situado en el 30%. En Igualada el porcentaje ha sido del 32% mientras que en Manresa se han quedado sin votar el 35% de los censados.
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Por otro lado, los municipios en los que se imponen tradicionalmente los partidos políticos constitucionalistas la abstención ha sido mayor: Terrassa (39%), Cornellà (39%), L’Hospitalet (44%), Badalona (44%) y Santa Coloma (46%).
Por lo tanto, la mayor parte de las personas que han decidido no acudir a las urnas hubiesen votado, según los resultados de años anteriores, a partidos constitucionalistas y el independentismo, a raíz de esto, se ha visto beneficiado.
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La razón del alto grado de abstención
Las razones por las que los votantes de partidos no independentistas han decidido quedarse en casa son la decepción y la desconfianza. Tienen la impresión de que pase lo que pase siempre gobiernan los mismos.
A ello hay que sumarle la pandemia del coronavirus. Tanto separatistas como constitucionalistas han preferido no votar para no correr el riesgo de contagiarse en esta tercera ola.