Los coches de Pedro Sánchez: lo del Peugeot 407 solo fue postureo populista

La transformación del presidente del Gobierno ha permitido a los españoles ver su verdadera cara

10 de Junio de 2022
Los coches de Pedro Sánchez: lo del Peugeot 407 solo fue postureo populista
Los coches de Pedro Sánchez: lo del Peugeot 407 solo fue postureo populista

Pedro Sánchez es, quizá, uno de los presidentes del Gobierno más nefastos de toda la historia democrática de España. Desde luego, ya lo es de la democracia moderna. Sin duda, Sánchez se ha comportado de la manera más errática posible, sin prestar atención a la construcción de un relato coherente desde su caída a los infiernos con su desalojo de la secretaría general del PSOE y el retorno al Olimpo con su llegada a La Moncloa.

Precisamente este cambio es uno de los más llamativos: Sánchez ha dejado de ser el líder progresista que siempre piensa en el pueblo a la hora de hacer política para convertirse en un miembro más de la "casta" contra la que supuestamente luchaba de la mano de su aliado incondicional: Pablo Iglesias. Pero ni el presidente era lo que decía ser ni el exlíder de Unidas Podemos era tan amigo suyo como pregonaba

El Gobierno que fundaron juntos ha sido uno de los generadores de esperpentos políticos más prolíficos de la historia española, encabezado por su propio presidente. Pedro Sánchez aprobó el mes pasado una partida de casi 620 millones de euros para invertir en la compra de coches oficiales, con el objetivo de ampliar la flota de estos carísimos vehículos.

Esta decisión contrasta con las que tomó en 2017, cuando era un líder político caído en desgracia y exiliado de las altas esferas por su propio partido. En aquel momento, las presiones en contra de Sánchez, que se negaba a dar luz verde a la investidura de Rajoy en medio de la turbación política causada por el dañino 'procès' catalán provocaron la caída del hoy presidente.

Sánchez se propuso recuperar el voto de los militantes socialistas y emprendió una odisea para lograr tal objetivo. En una nueva lección magistral de postureo y apariencias impostadas, Sánchez recurrió al argumento de hacerse más pequeño que sus oponentes en todos los sentidos. De su particular campaña a la secretaría general del PSOE, uno de los aspectos más recordados fue su periplo por todo nuestro territorio nacional en un humilde Peugeot 407, del que hoy apenas hay noticias.

Porque es mejor aparentar que ser sincero con el electorado. Sin embargo, si Sánchez creía que no iba a ser castigado por el electorado, está realmente equivocado: su castigo no vendrá en lo que le resta de legislatura, pero sí en los próximos comicios generales, en los que está abocado al fracaso y al hundimiento de su ya destrozada figura política y su partido, que desgraciadamente compartirá su mismo destino si no se desvincula del malogrado 'progresista' a tiempo.

"A partir del lunes tomo mi coche particular para recorrer toda España y escuchar a los votantes de izquierdas de nuestro país". Hoy, Sánchez espera al Audio A8 blindado de 411.000 euros para ser llevado a La Moncloa y esperar alguna llamada que le permita alardear de una falsa y vacía relevancia frente a los españoles, distraídos ante el espectáculo para que no puedan evitar la destrucción total de su país que Sánchez está llevando a cabo.