La maquinaria culé se ha encendido, y a todo trapo, para el Clásico del próximo miércoles. (La zurda de Leo Messi enmudeció ante la zurda del futuro: Martin Odegaard)
Corría el 2-2 por el marcador y era el último minuto del tiempo de descuento 92’ de los hasta el 93’ que había añadido. Gerard Piqué se desplomaba en un centro por la derecha de Luis Suárez y se desgañitaba medio Barcelona para rodear al colegiado.
Esta vez no hubo robo
Ya saben, lo típico de asediar al colectivo arbitral para que les favorezca. Ese plan que les ha servido una década entera para estafar a muchos (Stamford Bridge, robo del Bernabéu, ante el PSG...) Esta vez, por suerte, Alberola Rojas tiró de criterio y demostró ser un árbitro legal.
En las repeticiones, mientras los típicos ‘voceros’ clamaban por la jugada, se veía la realidad. En directo parecía penalti, cierto es, aunque también se pueda interpretar como falta en ataque, pero en una toma desde la portería se aprecia justo lo que vio el VAR: nada.
Gerard Piqué agarró de la camiseta a Diego Llorente y esa es la gran diferencia por la que no se señaló nada. En todo caso era falta del propio zaguero culé que luego se deja caer, poseído, buscando la trampa, desde dentro del área cuando iba a rematar y arrasa también al jugador de la Real Sociedad.
Claro está que la maquina de bulos y de trampas del Barça se activó por esa jugada. Jugadores, entrenadores, directivos y prensa culé empezaron a calentar el Clásico ante el Real Madrid. A los blancos les espera el atraco del siglo en el Camp Nou... que se vayan preparando.