Había estado durante mucho tiempo deambulando por las calles de la calurosa Bali.
Se sintió solo y torturado. Por lo tanto, cuando el hombre detuvo el coche y abrió la puerta, el perro saltó dentro sin dudarlo un momento.
Lo llevo a una clínica veterinaria y lo trataron de todos sus males, había sufrido mucho y su curación fue lenta.
En cuanto se recuperó fue adoptado rápidamente y ahora es feliz.