Leo Messi, antes de convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia, vivió un auténtico infierno.
En sus inicios en Argentina y durante su etapa inicial en Barcelona tuvo que inyectarse una hormona de crecimiento. Un impulso que le permitió forjar su carrera y del que ahora van saliendo más detalles.
Ha sido por una confesión desde su entorno, que recogen medios catalanes, y que dará mucho que hablar ya que da detalles sobre ese durísimo trago por el que pasó Leo.
Imanol Caturano, un excompañero de vestuario, lo explicó en el programa Ataque Futbolero. (El Real Madrid, muy atento: ¡¡Haaland da la pista definitiva sobre su futuro!!).
“Le daba yo la cajita con las vacunas”
"Era un chico muy divertido. Messi marcaba mucha diferencia futbolística. Cuando él quería que se acabara el partido, se acababa”.
“Uno hasta el día de hoy no tiene la dimensión que fue compañero de este monstruo, para mí sigue siendo Lio. Seguramente tenga más dimensión el día que no juegue más", comentó acerca de la personalidad que ya tenía Messi en Newell’s.
Posteriormente habló sobre las vacunas. Un tema del que hay muchas incertezas y del que siguen saliendo nuevos detalles a la luz. "Cuando Leo venía a mi casa a dormir los viernes, le daba una cajita de vacunas a mis padres para que la guardaran a la nevera”, explica.
“Se las inyectaba él solo en el cuádriceps”
“Por la noche se las inyectaba solo en el cuádriceps. Estas eran sus ganas de llegar a jugar a fútbol", sentenció Caturano acerca de esa dura infancia que vivió Leo en Argentina y, posteriormente, en Barcelona.
Caturano fue más allá y explicó que, junto a Leo, también tenían un ritual e pedir dinero por las calles para tratar de conseguir “gaseosas”, según contó en el citado programa. (¡¡El padrastro de James suelta la bomba que nadie se imaginaba sobre su futuro!!)
"Estábamos en la pensión de Newell's y salíamos a pedir monedas para comprar gaseosas y Lío, al ser tan chiquito, era el que más conseguía", apuntilló en sus declaraciones.