Anabel Pantoja, a pesar de que inicialmente decidió suspender su boda con Omar Sánchez prevista para este viernes, finalmente seguirá adelante con la fiesta. La pareja se casó hace un par de semanas, pero es este fin de semana cuando estaba prevista la celebración con sus seres queridos y allegados. Una celebración que ha quedado empañada por la muerte de la abuela de la novia, Ana Martín.
La primera reacción de Anabel fue la de suspender la fiesta, pero después de meditarlo ha cambiado de opinión y seguirá adelante con el bodorrio pese al duro varapalo familiar que acaba de vivir con la pérdida de Doña Ana.
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No ha sido una cuestión baladí: Anabel Pantoja tiene motivos de sobra para continuar adelante con la boda a pesar de lo ocurrido. Y es que a tan poco tiempo de la celebración suspender el evento habría sido una auténtica locura. Empezando por los invitados y continuando por la exclusiva que ya tiene pactada con una revista.
Imagínense la situación: decenas de invitados, con sus hoteles reservados, algunos de ellos ya en Canarias procedentes de la península ibérica, teniendo que ver pospuesto el enlace; y, encima, la pérdida de una exclusiva que va a dejar mucho dinero en las arcas de la pareja y que ya está firmada para ser publicada la próxima semana en los kioscos.
La llamada de Isabel Pantoja, clave
Anabel estaba indecisa: sabía que su abuela estaba malita, que en cualquier momento podía llegar el desenlace final de su vida. Realmente, su muerte supone un grado más de tristeza pero lo cierto es que ya iba a celebrar su boda conociendo su estado de salud. Por todo ello, la llamada de Isabel Pantoja ha sido también decisiva. Es el tercer factor clave.
Y es que la tonadillera ha animado a su sobrina Anabel a continuar adelante con la boda a pesar de todo, le ha pedido que no cancele todo por una situación que es irreversible: dejar de celebrar su enlace con Omar Sánchez no va a cambiar nada.
Casi a regañadientes lo hará Anabel, que está muy afectada por la muerte de su abuela, con la que estaba muy unida, y que no disfrutará igual la boda ahora que antes de su adiós o incluso si la hubiera pospuesto para dentro de unas semanas.
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La situación era muy comprometida, y nadie querría estar en el sitio de Anabel en este momento: la boda de sus sueños se ha convertido en una pesadilla.