Son "inminentes"; así aseguraba el Gobierno de Pedro Sánchez que, a pesar de las multitudinarias críticas recibidas, el Ejecutivo socialista está a punto de otorgar los indultos a los lideres golpistas condenados por el procés secesionista de Cataluña.
Un movimiento del Gobierno nacional en favor de los intereses nacionalistas catalanes que ha sido entendido, tanto por la opinión pública como por los partidos de la oposición, como un 'pago' de Pedro Sánchez a los independentistas por su apoyo, tanto en el Gobierno nacional, como en las Cortes Generales, donde los independentistas se saben indispensables para Sánchez.
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Estos indultos no sólo permitirán a Junqueras y los suyos salir de prisión, sino que será el punto de partida para la reactivación de la mesa de negociación entre el Estado y Cataluña; una 'cumbre bilateral' en la que los partidos independentistas esperan conseguir un pacto para realizar un referéndum acordado sobre la independencia de Cataluña.
Referéndum que supondría una legitimación de las premisas nacionalistas catalanas por parte del Gobierno de España... y al que Pedro Sánchez podría dar su visto bueno en apenas unos meses.
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Y es que el apoyo que demuestra ahora Pedro Sánchez a la causa secesionista no es nuevo; ya en 2012, tal y como recuerda Dolça Catalunya, el PSC incluyó en su programa electoral la modificación de la Constitución española para reflejar, explícitamente, el "derecho a decidir a través de un referéndum". "No nos engañemos: en un momento y otro, deberá haber esa consulta" defendían los socialistas.
En 2014, el PSC apoyaba también la aprobación de una "ley de consultas" autonómica; dos años más tarde, mientras Iceta explicaba en el programa del PSC que "para resolver el problema del encaje entre Cataluña y el resto de España" es necesaria una "reforma constitucional [....] sometida a referéndum", Pedro Sánchez, ya en aquel entonces y aún sin llegar a la Moncloa, aseguraba que "la crisis tiene que resolverse con una votación".
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Idea que recuperaba Iceta en marzo de 2019, en el nuevo programa electoral del PSC, donde se estipulaba que "la democracia deberá encontrar un mecanismo" para encauzar el secesionismo "si el porcentaje de catalanes a favor ascendía al 65%".
Afirmaciones que no sólo demuestran la clara intención de Sánchez de contentar a los independentistas, sino también la cercanía ideológica ente el PSC, el PSOE, y las siglas independentistas.