Las ‘hazañas’ del narco más peligroso del mundo, al descubierto

El proceso contra El Chapo ha sacado a la luz los detalles de su vida.

19 de Noviembre de 2018
Las ‘hazañas’ del narco más peligroso del mundo, al descubierto
Las ‘hazañas’ del narco más peligroso del mundo, al descubierto

Joaquín El Chapo Guzmán Loera, uno de los narcotraficantes que más huella han dejado en toda la historia, se enfrenta a una cadena perpetua por todas sus fechorías. El proceso que le condena, tras ser interceptado por el FBI en pleno intercambio de droga con la supuesta ‘mafia italiana’, ha sacado a la luz nuevos detalles sobre sus hazañas realizadas.

Algunos conocen poco sobre la vida real de El Chapo. En series y documentales ha sido muy adornada y pocos saben lo que ha hecho el narcotraficante que fue jefe del poderoso cártel de Sinaloa.

Un hombre acusado de ordenar el secuestro, tortura y asesinato de sus rivales (incluidos familiares). El Chapo, además, tiene manchadas las manos de sangre ya que también apretó el gatillo a sangre fría cuando tenía que matar.

Sus ayudantes le apodaban ‘El Rápido’, por la facilidad y rapidez que tenía al mover los cargamentos de droga. Varios testigos, durante su juicio, revelaron detalladamente las ‘hazañas’ de El Chapo Guzmán.

Zambada, el hermano de El Mayo (actual líder del cártel de Sinaloa) confesó una de las matanzas de Guzmán: “Ramón Arellano-Félix era un enemigo muy peligroso. Escapó con vida de un primer intento de asesinato".

En 2001 tuvieron la revancha, al escapar El Chapo de prisión. "Me dijo que si algo le daba gusto era haberlo matado”, contó sobre una charla posterior con El Chapo.

Guzmán se fugó dos veces de la cárcel de México

El Chapo, en 2001, se escapó hasta en dos ocasiones de la cárcel mexicana. Zambada, compinchado con su hermano El Mayo, le envió las coordenadas para que un helicóptero con El Chapo a bordo pudiera aterrizar en un lugar seguro tras la fuga. Acabó en una zona semidesértica cerca de la ciudad de Querétaro y posteriormente lo trasladaron a Ciudad de México.

“Al llegar al peaje le dije que leyera un periódico para que las cámaras no capturaran su cara. Su foto estaba por todos lados. Se preocupó al ver a policías, fue una reacción natural. Pero le dije que estuviera tranquilo, que era nuestra gente, que estaban ahí para protegernos y que nadie le iba a tocar”, explicó uno de los testigos, a modo de anécdota, sobre su huida.